El sello Fra Bernardo edita este triple álbum en el que el
conjunto anglo-alemán interpreta la integral de las misas y algunas
chansons de un compositor tan desconocido como talentoso.
Masses & Chansons. Música de Firminus Caron. The Sound and the Fury. Fra Bernardo, 3 CDs [FB 1207302], 2012. T.T.: 190:00.
Resulta complejo situar a un autor como el que aquí se nos presenta
cuando ha permanecido tanto tiempo oculto de los oídos del público
general –por supuesto–, pero incluso del ya avezado o de los propios
estudiosos e intérpretes. Sabemos hoy que Firminus Caron [c. 1440-c. 1475]
fue un compositor admirado en su tiempo, un maestro que llegó a ser
elogiado incluso por el gran Johannes Tinctoris. En las adscripciones de
sus obras se le menciona únicamente como Caron o F. Caron y no se ha
encontrado documentación directa de la vida del compositor, lo que
dificulta notablemente su estudio. En una copia de siglo XVIII de los
documentos anteriores se presenta a un Firmino le Caron como primus huius ecclesie musicus
en la catedral de Amiens en el año de 1422, lo que es indudablemente
muy pronto para él, pero que quizá se refiriera a su padre. Es bastante
razonable pensar que él fuera de Amiens, ya que Firmin es un apellido
bastante común en la zona. Nuevo documentos encontrados recientemente
parecen situarle en Amiens alrededor de 1459 como maitre d’ecole.
Algunos documentos de la catedral de Cambrai indican que algunas de sus
misas polifónicas fueron incluidas en los libros de coro de la
institución en 1472, lo que complica la teoría defendida por algunos de
que Caron desarrolló la mayor parte de su carrera en Italia al
albergarse allí los únicos ejemplos manuscritos de todas sus misas y de
la mayoría de sus chansons. El nombre de Caron se puede encontrar además
en el texto del motete Omnium bonorum plenum de Loyset
Compere, en el que se mencionan los nombres de algunos compositores,
alabando sobremanera a Guillaume Du Fay –compositor que influyó de
manera evidente en su obra–, pero poniendo a Caron en un nivel muy
cercano al de este. Tinctoris le menciona como un compositor muy
notable, de hecho le coloca junto a Johannes Ockeghem, Antoine Busnoys y
Johannes Regis como «uno de los compositores más destacados que he
escuchado», aunque también menciona que se encontraba entre los minime litteratos,
esto es, lo menos educados. Posteriormente se le menciona en algunos de
los textos de autores de gran importancia, como Franchinus Gaffurius,
Adrianus Petit Coclico o Hermann Finck, entro otros.
De las obras que se le han atribuido únicamente
cuatro de sus chansons se han conservado en fuentes franceses, y es muy
probable que gran parte de su legado musical fuera destruido durante la
Revolución Francesa. Afortunadamente varios de sus manuscritos han
quedado en fuentes italianas, aunque varias de sus misas se encuentren
en condiciones realmente lamentables debido a la corrosión de la tinta
ferrogálica. Otras de sus chansons más populares, por el contrario,
llegan a encontrarse hasta en 22 fuentes distintas, como el caso de Helas que pourra devenir, o las 15 fuentes de Cent mille escus quant je vouldroye, las 11 de Le despourveu infortuné o las 9 de Accueilly m'a la belle au gent atour.
Parece que sus chansons pudieron haber ayudado a establecer, junto a
las de Hayne Van Ghizeghem y Pihilippe Basiron, un nuevo y más florido
estilo dentro del género. Todas sus piezas profanas son a tres partes a
excepción de Corps contre corps sans penser convoitise/Ramboure luy rataquon, un quodlibet a 4, y únicamente tres de ellas utilizan tempus perfectum –ternario–, siendo la mayoría de compás binario, lo que trató con gran
maestría. Es además uno de los primeros en utilizar la voz de bassus para las canciones a tres partes y sus patrones de imitación a distancia de tan solo una minima parecen haber iniciado una tradición en el género.
En cuanto a sus misas, únicamente se han conservado
cinco, todas a cuatro partes, basadas en elementos preexistentes. En
tres de ellas [Missa Clamens et benigna, Missa Jesus autem y Missa Sanguis sanctorum] el cantus firmus
está tomado de la melodía gregoriana y colocado en la línea del tenor,
fácilmente reconocible y elaborado posteriormente de diversas maneras
para aparecer en varios pasajes durante todas las misas. En su Missa Accueilly m’a la belle utiliza una de sus propias chansons, colocándolas en el superius y el tenor, pero modificándolas de manera muy notable en el aspecto melódico-armónico-rítmico. Lo mismo sucede con la Missa L’home armé, basada en la célebre chanson, convirtiéndola es una de sus obras más impresionantes.
The Sound and the Fury, conjunto formado por las voces de David Erler [contratenor], John Potter y Christian Wegmann [tenores], y Colin Mason y Michael Mantaj
[bajos] es un excelente conjunto, aunque no es tan conocido como
debiera por el público, quizá porque no se ha prodigado mucho fuera de
Austria y Alemania, centro de su actividad musical. Sin embargo, la
aportación que el conjunto anglo-alemán está realizando al campo de la
polifonía renacentista, especialmente la franco-flamenca, se nos antoja
poco menos que impagable. Y es que a través de sus diversas grabaciones
realizadas y editadas en un comienzo por la ORF, en la serie que muy
acertadamente han venido a denominar Paradise regained –algo así como «paraíso recobrado»–, ya son varios los maestros que
están viendo sus obras recuperadas del olvido. Se han centrado en
autores algo más conocidos, como Nicolas Gombert, Jacob Obrecht, Pierre
de la Rue o Johannes Ockeghem, pero también en aquellos a los que no se
suele prestar demasiada atención, y es aquí donde reside la principal
valía del conjunto: Guillaume Faugues, Marbrianus de Orto, Matthæus
Pipelare o el propio Caron.
Se trata de versiones grabadas entre mayo y
septiembre de 2011 en Kartause Mauerbach, un monasterio de la Orden de
los Cartujos situado en Mauerbach, en los alrededores de Wien. El buen
conocedor de las interpretaciones de polifonía renacentista encontrará
aquí una interesante mixtura entre la sonoridad británica –especialmente
los tenores– y la belga/holandesa –sobre todo en los bajos–, unas
lecturas que pueden recordarles en cierta manera a la Capilla Flamenca,
pero también en un punto a The Hilliard Ensemble. Fantástico trabajo de
todos los cantores, que son auténticos especialistas en el repertorio a
interpretar, con el que se mimetizan desde el primer momento. Hay
equilibrio, afinación, un buen diálogo entre las voces que favorece la
comprensión de la escritura horizontal, pero también un gusto por
remarcar la horizontalidad de la escritura, sin regodearse en exceso en
la disonancia, dándole el espacio que requiere y sin privilegiarla en
búsqueda de una tensión desmedida. Una interpretación que no ceja en el
empeña de remarcar lo mucho que hay detrás de una música como esta, que
es capaz de llegar de manera tan compleja a la mente pero también a la
entraña del que la escucha.
El trabajo de Fra Bernardo es
realmente bueno, y lo encontramos en todos los procesos: grabación,
producción, edición, maquetación y diseño. En todos menos en el de la
recuperación y transcripción de las partituras, trabajo este último
llevado a cabo de manera absolutamente encomiable por Jaap van Benthem,
al que le dedican en la primera página del libreto un efusivo
agradecimiento –da gusto ver cómo se valora el trabajo del estudioso en
otros países–.
Estamos sin duda ante un triple álbum absolutamente
imprescindible para todos aquellos que gustan de la polifonía del Renacimiento, de los franco-flamencos, de la sonoridad cuidada y del
trabajo profundo, de aquellos que valoran la recuperación patrimonial.
Una presentación sencilla pero muy cuidada, con un libreto que incluye
unas interesantísimas notas del autor de las partituras, y que aporta en
formato digital todos los textos de las obras, además de, ojo, una
digitalización de todas las partituras editadas –en este caso la edición
es puramente manuscrita– para la ocasión. Un registro que más allá de
todo esto pone en su lugar a un conjunto y un sello que deben comenzar a
situarse entre lo mejor de la producción musical de los últimos años,
creando proyectos que combinan el gusto por las cosas cuidadas y
absolutamente bien hechas. Así, sí.
Publicado en Codalario el 28-II-2015.
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