Quink Vocal Ensemble graban parte de la obra vocal polifónica profana del autor hispánico.
Gentil señora mía. 16th-century songs and villancicos. Quink Vocal Ensemble. Brilliant Classics [94711], 2013. TT. 53’33. Obras de Juan Vásquez.
Juan Vásquez [Vázquez] es uno de esos autores del siglo de oro
español, cuya música, como es de esperar en un país como este nuestro, apenas
es conocida e interpretada en el siglo XXI. Nacido, aún sin seguridad, con el
siglo XVI, este maestro estuvo indisolublemente unido a Badajoz y Plasencia de
manera preponderante, pero también a otros ciudades como Madrid, Vila Viçosa y
Sevilla, lugares en los que desempeño cargos musicales: primero como
«cantorcico» –altvs–, luego cantor de
capilla, para pasar posteriormente a ser maestro de los «niños cantorcicos» y «sochantre»,
terminando finalmente como maestro de capilla –recordemos, el cargo musical más
importante al que se podía aspirar en una capilla catedralicia. De su no muy
extensa producción destacan tres colecciones, una de ellas sacra, quedando las
otras dos destinadas al mundo profano. Su Agenda
defunctorum [1556] es una monumental colección de música sacra, la más
completa de cuantas encontramos entre todos los polifonistas hispánicos referente
a la misa y oficio de difuntos. Consta de 27 números, compuestos todos a cuatro
partes –excepción hecha de un una pequeña pieza a 3 y otra a 5–, constituyendo
el punto culminante de su producción musical.
De su corpus
profano proceden las piezas grabadas en el presente disco. Se conservan dos
colecciones de obras vocales profanas de este autor: Villancicos i canciones a tres i a quatro [1551] y Recopilación de sonetos y villancicos a
cuatro y a cinco voces [1560], siendo esta última su gran referente en este
repertorio, que recoge, además de piezas nuevas, la inclusión de siete piezas
de la primera colección, además de otras tres de esta, pero reelaboradas. Este
disco incluye 20 piezas extraídas del total de 67 que contiene dicha colección.
Se interpretan aquí villancicos –el género más habitual en este tipo de
polifonía profana en la época; en esta colección se conservan 48–, pero también
canciones y sonetos. La producción profana de Vásquez es una de las más
destacadas de todo el siglo XVI, dando buena cuenta de ello la cantidad de
piezas que fueron puestas en intabulatura
[tablatura] de vihuela por los grandes maestros hispánicos del instrumento. Sus
villancicos suponen todo un ejemplo del género en la polifonía hispánica, aunque
si bien es cierto que este maestro se acercó al género de una forma
tradicional, también debemos destacar el toque de imponencia que otorgó al
género, expandiendo el estribillo con repeticiones de frases y repeticiones
completas o parciales del propio estribillo antes o después de la mudanza. A
pesar de que en alguno podemos encontrar ciertos «madrigalismos» y un uso
recurrente de la imitación, Vásquez no destaca por ser un autor complejo en el
tratamiento del contrapunto y la rítmica, destacando, además, el uso de
melodías intrincadas en una tradición popular importante.
Las versiones
ofrecidas en este registro por las voces holandesas del Quink Vocal Ensemble resultan
interesantes, técnicamente muy
solventes, e incluso puede atisbarse en ellas cierta expresividad e intento por
reflejar lo cantado. Sin embargo, lo alejado del idioma natal de los cantores
con el que inspiró las composiciones de Vásquez es tan notable, que la
interpretación forzosamente se ve afectada por ello. El texto resulta apenas
ininteligible, siendo necesario echar mano de los textos del libreto para su
comprensión. En una música como esta, en la que la calidad de los textos suele
rozar la excelencia –algunos están firmados por autores de la talla de
Garcilaso de la Vega, Juan Boscán o Gil Vicente–, y resulta además tan
fundamental para el desarrollo de las diversas líneas que la componen, el
dominio del idioma a interpretar se hace absolutamente indispensable. Dejando a
un lado el aspecto textual, las lecturas del ensemble holandés –formado por Marjon
Strijk y Mariette Oelderik
[sopranos], Elsbeth Gerritsen
[alto], Harry van Berne [tenor] y Kees Jan de Koning [bajo]– destacan por
su exquisitez y finura, haciendo gala de un gusto y elegancia notables. Gran
claridad en las líneas y un sonido empastado y equilibrado –solo hay que
lamentar algún pequeño problema de afinación en puntos concretos. Tan solo el
timbre del bajo puede resultar en algunos momentos un tanto oscuro y algo
entubado. Se nota la calidad vocal de los miembros –habituales en algunos de
los grandes conjuntos vocales holandeses y belgas.
Estamos, pues, ante un disco de interés, si bien más
por el repertorio interpretado que por las versiones ofrecidas del mismo. La
figura de Juan Vásquez necesita de una revisión constante, y discos como estos
son de agradecer en este aspecto. Lástima, de nuevo, que el problema
lingüístico pase una factura considerable al resultado final. Ya lo decía Juan
Bermudo en su Declaración de instrumentos
musicales [1555], cuando recomendaba los «villancicos del acertado Juan
Vásquez» como modelo a seguir. Música de gran calibre, pero falta en lo
interpretativo de ese punto de excelencia que le hace falta para brillar en
toda su plenitud. Habrá que esperar.
Publicado en Codalario el 04-XI-2013.
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