La
Compagnia del Madrigale continúa se andadura en Glossa con un fantástico álbum
dedicado al Marenzio madrigalista.
Il Primo Libro di Madrigali. Obras
de Luca Marenzio. La Compagnia del Madrigale. Glossa [922802]. 2013. T.T.: 67:37.
Tras aquel fantástico disco dedicado al Sesto Libro di Madrigali de Carlo
Gesualdo –del que en su día realicé una crítica en esta misma revista–, el
conjunto italiano La Compagnia del
Madrigale continúa centrando su labor en el madrigal, pero en esta vez
cambiando de maestro. Aparece como protagonista Luca Marenzio [c. 1553/1554-1599], del que se graban su Primo Libro di Madrigali a cinque voci
novamente composti et dati in luce, publicado en 1580 en la imprenta
veneciana del prestigioso Angelo Gardano. Se continúa así en el sello Glossa con la línea que sus compatriotas La Vanexiana y Claudio Cavina
dejaron inconclusa –solo grabaron su Sesto
y Nono libros. Luca Marenzio es uno
de los grandes maestros que la historia del madrigal nos ha dejado. Autor de
nueve libros, que contienen algunas de las piezas más sobresalientes del
género, no es este un autor que destaque por lo ambicioso de su escritura. Me
explico: en Claudio Monteverdi podemos encontrar una búsqueda expresiva a
través de la experimentación en los aspectos formales, en la implicación
compositiva a una escala muy profunda, una reflexión absoluta; en Carlo
Gesualdo la encontramos a través del uso más absolutamente arriesgado y extremo
de algunos recursos compositivos inusuales, los cuales nunca se habían
utilizado a ese nivel. En Marenzio es distinto, lo que no significa que su
dominio consciente de la retórica y los recursos compositivos en boga en su
momento no aparezcan constantemente en estas piezas. A pesar de su juventud
–este libro lo compuso con tan solo 26/27 años–, la hondura expresiva es
patente. Escoge con mimo los textos sobre los que va a trabajar, pues el
«simbolismo» –entiéndase el concepto en el período en el que estamos– es una
parte fundamental en el trabajo del maestro de Coccaglio. Se mueve en la
disonancia –aunque de una manera tremendamente sutil–, también en el
contrapunto imitativo, en el uso del cromatismo, el cambio de unos modos a
otros como recurso retórico, en un uso audaz de la armonía –3ªs.
paralelas, 6ªs. y hasta 10ªs.; incluso en su Secondo Libro di Masdrigali [1581] llega
a usar una modulación por enarmonía para destacar un aspecto textual. En sus
primeros libros el tono es algo más amable, más pastoril y liviano, aunque
siempre queda espacio para la gravedad, entendida desde una perspectiva
absolutamente directa, sin ornamentos innecesarios. Si la música de Marenzio es
maravillosa es en buena parte debido a esta ausencia de la vacuidad. Todo en sus
madrigales es sentimiento en estado puro, que sale de un texto primigenio al
que se pone una bella música que encaja a la perfección con el mismo. «Simple y
llanamente».
El disco se
completa con tres piezas extraídas de colecciones ajenas a este primer libro.
De la colección Dolci affetti [1582]
se graba aquí su breve y fantástico madrigal In quel bel nato, así como la curiosa y hermosa Sestina, que tiene la peculiaridad de
estar compuesta cada una de sus partes por un maestro distinto, algunos grandes
representantes de la escuela romana: Giovanni
Maria Nanino, Giovanni Battista
Mosclaglia, el propio Marenzio, Giovanni
de Macque, Francesco Soriano y Annibale Zoilo. El disco se cierra con
otro madrigal de bella factura encontrado en Primo fiore della ghirlanda musicale [1577].
Algunos de
los miembros de La Compagnia del
Madrigale –sobre todo su trío fundador: Rossana Bertini, Giuseppe
Maletto y Daniele Carnovich–
tienen una dilatadísima experiencia en el campo del canto histórico y
especialmente en la interpretación del repertorio madrigalístico. No debemos
olvidar que fueron miembros de Concerto Italiano y La Venexiana –los dos
conjuntos históricamente más importantes en la interpretación de este
repertorio a finales del siglo XX y comienzos del XXI–, lo que automáticamente
les cualifica como idóneos para seguir transitando por esta mezcla tan
apasionada de texto y música que tanta relevancia tuvo en la Italia de los
siglo XVI y XVII. Sus interpretaciones son fascinantes: se paladea y vive el
texto –qué importante resulta esto–, las líneas se conciben como un equilibrio
permanente entre los momentos de tensión y distensión melódica, lo armónico se
destaca en su sencillez, poniendo el foco en aquellos momentos que así lo
requieren. Es de ley nombrar al resto de los seis cantores protagonistas
–además del trío fundador ya mencionado: Francesca
Cassinari, Elena Carzaniga y Raffaele Giordani. Su vocalidad se
diría casi perfecta para este repertorio: voces límpidas, redondas pero
incisivas cuando es requerido a nivel retórico, expresivas y en las que se
observa una pasión indudable. Cuando un intérprete acomete un registro de una
manera tan honesta y entregada es difícil ponerle un pero.
Escuchar en tiempos como estos, en los que parece que
la vida se ha convertido en una pantomima perenne, cuando parece que no hay
especio para la verdad sin ambages, para el sentimiento puro, honesto, para
plantarse a disfrutar de algo hecho con entrega absoluta, este disco supone una
auténtica bocanada de aire. No es música fácil, es cierto. Cualquier oído no
está hecho para ella, pero para aquellos oyentes avezados o simplemente
aquellos que tengan una sensibilidad abierta a otro tipo de sensaciones, este
disco les parecerá un regalo caído del cielo. Además, Glossa siempre crea discos que son un auténtico lujo, un objeto
cultural que va mucho más allá de la mera música –si es que esto no es ya
suficiente. Una presentación cuidada y siempre elegante, acorde al máximo con
lo que recoge el registro –el trabajo de Valentín
Iglesias ya es bien conocido por los seguidores del sello–, con unas
interesantes y pensadas notas críticas –firmadas por Marco Bizarrini– y algunas reproducciones fantásticas del original
de la edición de 1580. Hagan una cosa: compren este disco, lleguen a casa o el
coche –mejor si no hay ruido que pueda entorpecer el proceso–, pongan el disco
en su reproductor favorito y escojan la pista 6 [Dolorosi martir]; creo que a partir de ahí estará todo dicho.
Publicado en Doce Notas el 27-II-2014.
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