Se presenta
el nuevo sello del conjunto barroco madrileño Ímpetus, con una selección de
algunos de los fragmentos más conocidos del repertorio barroco.
Ímpetus Live! Obras
de Luigi Boccherini, Johann Sebastian Bach, Antonio Vivaldi, Johann Pachelbel,
Georg Friedrich Händel y Antonio Vivaldi. Ímpetus Madrid Baroque Ensemble –
Yago Mahúgo. CMY Baroque [CD-0001011]. 2013. T.T.: 41:23.
El nacimiento de un nuevo sello discográfico siempre es una noticia sobre la que hay que mostrar alegría. Y si además es un sello español y centrado en la música barroca, el regocijo, en nuestro caso, será mucho mayor. Este es el caso que nos ocupa en estas líneas, pues el registro discográfico que presentamos, tiene la doble función de presentar al conjunto Ímpetus Madrid Baroque Ensemble, así como al sello que albergará sus grabaciones, CMY Baroque.
Grabado en
directo en la Fundación Carlos de Amberes, durante un concierto en julio de
2012, presenta versiones de varias de las obras más reconocidas del panorama
barroco a lo largo de la historia. Desfilan por él la Ritirata, extraída de su Musica
notturna delle strade di Madrid, de Luigi
Boccherini [1743-1805] –homenaje a la ciudad que es sed del conjunto,
supongo–, para continuar con el Air
de la Orchestersuite nº.
III, de Johann Sebastian Bach
[1685-1750].
El bloque
central lo constituyen sendos conciertos para instrumento solista. El primero
en llegar es el Concerto per violino
Op. III, nº. 9, en Re
mayor, de Antonio Vivaldi
[1768-1741], perteneciente a su L’Estro
Armonico. Acto seguido llega el Concerto
per clavicembalo en Fa menor,
BWV 1056, de Johann Sebastian Bach.
Un tercer
bloque de breves piezas comienza con el Canon,
del Canon und Gigue, en Re menor, compuesto por Johann Pachelbel [1653-1706], al que
siguen dos arias operísticas: Da tempeste
il legno infranto, extraída de Giulio
Cesare [HWV 17] ópera compuesta por Georg
Friedrich Händel [1685-1759]; y Agitata
da due venti, perteneciente a la ópera de Vivaldi La Griselda [RV 718].
Poco o nada
puede decirse a estas alturas de la partitura de las piezas aquí registradas.
Los autores están, salvo quizá Boccherini y Pachelbel, en el Olimpo de los
grandes maestros de la historia de la música, ya no solo del Barroco, y la
calidad de las obras que aquí aparecen está fuera de toda duda. Basta escuchar
el segundo movimiento del concerto
BWV 1056 o el Air de la suite BWV
1068, o cualquier de las dos arias de ópera, para comprender de lo que
hablamos. Como carta de presentación la elección es buena en tanto a que es
música que llega a todo tipo de público. Desde el punto de vista de alguien que
tiene un conocimiento más profundo del repertorio, la cosa puede cambiar, como
así sucede.
Si un conjunto
presenta un sello discográfico con un recital en el que se interpretan estas
piezas, es porque se ve capaz de ofrecer algo, no ya peor o mejor, pero al
menos sí diferente a lo que ya puede encontrar en el mercado discográfico. El
clavecinista Yago Mahúgo y Ímpetus Madrid Baroque Ensemble
presentan unas lecturas intimistas, en las que el concepto OVPP –One Voice Per
Part– es el protagonista. Desde ese punto de vista, el disco aporte un cierto
interés. El problema llega desde el punto de vista de la calidad
interpretativa. Hay que tener una solvencia técnica y expresiva superlativa
para acometer algunas de estas piezas siendo el único integrante de una línea.
Aquí se pueden apreciar importantes problemas de afinación en algunos momentos,
y las lecturas realmente no aportan prácticamente nada novedoso ni interesante
desde el aspecto de vista expresivo y musical. Se juega considerablemente con
el contraste, destacando en general un ambiente de tempi calmados durante toda la grabación. Ímpetus parece ser un
conjunto de un carácter más bien comedido. El conjunto está formado por Pablo Gutiérrez [violín barroco I], Javier Illán [violín barroco II], Carlos Vizcaíno [viola barroca], Alejandro Marías [violoncello barroco],
Michel Frechina [contrabajo
barroco], el propio Yago Mahúgo [clave y dirección] y la participación de la
mezzosoprano Angélica Mansilla, que
se muestra realmente dotada ara la coloratura, aunque su timbre no sea todo lo
bello que sus cualidades para la agilidad hicieran deseable. No obstante, los
fuegos de artificio parecen hacerle pasar de puntillas sobre la música, cuando
en realidad no estamos ante arias puramente pirotécnicas.
Como digo, cabe alegrase por el nacimiento de este sello, pero deseamos que este comienzo sea únicamente una llamada de atención para todos los públicos con el fin de llegar a un público lo más extenso posible, y que a partir de ahora se decanten por aportar al terreno discográfico objetos de un calado más considerable y un contenido más ambicioso que el mero hecho de grabar algunos greatest hits –permítaseme la expresión– del Barroco europeo. Las condiciones en las que se creó el disco dan una idea clara de que el interés inicial no era tal, sino simplemente registrar un concierto privado para neófitos, que posteriormente terminó dando como resultado este primer álbum –aunque quizá no es la mejor manera de que un sello nazca, puesto a reflexionar. El conjunto tiene potencial, cuenta con intérpretes talentosos, pero un disco debe suponer un aporte mucho más allá que todo. El cuidado con la presentación y los contenidos debe ser casi tan importante como la propia interpretación. En este punto, el trabajo que le queda por delante a CMY Baroque es arduo, pero confiamos en que consideren que el camino tiene obstáculos, pero solo los que se arriesgan son capaces de saltarlos y seguir adelante con diligencia para llegar al éxito. Nos consta que hay interés y futuras grabaciones que presentan un interés más considerable, así pues, no nos queda más que desearles lo mejor para ese futuro.
Como digo, cabe alegrase por el nacimiento de este sello, pero deseamos que este comienzo sea únicamente una llamada de atención para todos los públicos con el fin de llegar a un público lo más extenso posible, y que a partir de ahora se decanten por aportar al terreno discográfico objetos de un calado más considerable y un contenido más ambicioso que el mero hecho de grabar algunos greatest hits –permítaseme la expresión– del Barroco europeo. Las condiciones en las que se creó el disco dan una idea clara de que el interés inicial no era tal, sino simplemente registrar un concierto privado para neófitos, que posteriormente terminó dando como resultado este primer álbum –aunque quizá no es la mejor manera de que un sello nazca, puesto a reflexionar. El conjunto tiene potencial, cuenta con intérpretes talentosos, pero un disco debe suponer un aporte mucho más allá que todo. El cuidado con la presentación y los contenidos debe ser casi tan importante como la propia interpretación. En este punto, el trabajo que le queda por delante a CMY Baroque es arduo, pero confiamos en que consideren que el camino tiene obstáculos, pero solo los que se arriesgan son capaces de saltarlos y seguir adelante con diligencia para llegar al éxito. Nos consta que hay interés y futuras grabaciones que presentan un interés más considerable, así pues, no nos queda más que desearles lo mejor para ese futuro.
Publicado en Doce Notas el 19-II-2014.
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