El conjunto madrileño celebra el «Año Rameau» grabando las únicas piezas camerísticas puramente instrumentales del genio de Dijon, en una versión digna de elogio.
Pièces de clavecín en concerts. Música de Jean-Philippe Rameau. Ímpetus Madrid Baroque Ensemble | Yago Mahúgo. CMY, 1 CD [CD-0003013], 2014. T.T.: 74:44.
Curiosamente, las Pièces de clavecin en concerts,
publicadas en 1741 por Jean-Philippe
Rameau [1683-1764] llegan en el gran período de silencio del compositor,
sufrido entre 1739 y 1744. Si bien compuestas probablemente al final de la
década de 1730, la misma en la que Rameau comienza a legar a la historia de la
música occidental algunas de sus grandes óperas: Hippolyte et Aricie [1733], Les
Indes galantes [1735], Castor et
Pollux [1737], Les Fêtes d’Hébé y
Dardanus
[1739], se aprecia en ellas mucho de sus experimentaciones armónicas e incluso
del manejo de lo dramático en la música fuera de lo vocal. Rameau compone,
pues, cinco concerts que se dividen
en diversos movimientos, tanto piezas de carácter, como herencia de la suite
francesa. En ellos, al añadir instrumentos acompañantes a un clave que va más
allá de ser un instrumento que realiza el bajo continuo –sino que es aquí
concertante–, se le considera casi como el creador de un estilo y género
nuevos. Sería así de no ser por que unos años antes, otro francés, Jean-Joseph
Cassanéa de Mondonville, compone sus Sonates
pour le clavecin avec accompagnament de violon [1734], dando la vuelta así
al modelo italiano de sonata para instrumento/s solista/s acompañado/s de un
bajo. De este modo, el clave se convierte en un instrumento protagonista, igual
o más importante que el instrumento melódico de marras. Aun así, el mismo
Rameau comenta la posibilidad, en su breve prefacio, de que las piezas puedan
interpretarse con clave solo, llegando incluso a aportar en el texto algunas
indicaciones sobre cómo adaptar las piezas para ser interpretadas a solo por el
clave, e incluso dejando escritas cuatro de las piezas en versiones para el
instrumento solista.
De cualquier
manera, lo que hace diferentes a estas piezas es la inclusión de otras dos
líneas instrumentales, en este caso la primera línea para violín o traverso, y
la segunda para viola da gamba o un segundo violín –que requiere una parte por
separado para ser interpretada. De este modo, si bien las partes del violín y
la flauta sí podrían ser interpretadas al unísono, la de la viola y el segundo
violín no podría llevarse a efecto así, al menos no con la edición comercial de
1741.
El carácter
de las piezas no puede ser más teatral, ni en cierto modo más descriptivo de lo
que llevan por título en algunos casos, lo que supone una auténtica marca de la
casa en la manera de escribir del genio de Dijon. Así nos encontramos con
títulos de lugares –Le Vézinet–,
personas –Le Livri, La Laborde, La Boucon, La Lapoplinière,
La Rameau o La Marais– y caracteres –L’Agaçante,
La Timide, La Pantomime o L’Indiscrète.
La capacidad de Rameau para plasmar en música lo que las palabras parecen
sugerir es realmente exquisita. Pocos compositores tienen esa capacidad tan
absolutamente evocadora.
Si bien esta
es una de las piezas más transitadas por los intérpretes historicistas –y los
que no lo son– a lo largo de las últimas cuatro décadas, es realmente complejo
encontrar a intérpretes españoles enrolados en su interpretación. Quizá porque
la música de Rameau es tremendamente idiomática, muy francesa, pero a la vez
muy personal –hasta con una cierta influencia italiana por momentos–,
convirtiéndola en una obra que requiere de un profundo conocimiento del
lenguaje francés y del suyo propio para poder acometerla con garantías. Todos
los grandes las han grabado –desde que a principios de la década de 1970 el
trío Leonhardt-Fryden-Harnoncourt «abriera la veda»–, pero no había hasta ahora
–creemos– un registro integral de estas piezas por intérpretes íntegramente
españoles.
Debemos
regocijarnos, pues, porque esto supone un salto cualitativo de importancia para
el panorama de la música antigua española, entre otras cosas, porque las
lecturas que nos ofrecen los miembros de Ímpetus
Madrid Baroque Ensemble son de primer nivel. Y es que si alguien conoce
bien el lenguaje del clave francés en España actualmente, ese no es otro que Yago Mahúgo, quien debe gran parte de
este profundo conocimiento a su período formativo junto a uno de los grandes
especialistas del mismo, el francés Christophe
Rousset –lo que ya demostró sobradamente con su lectura de la música para
clave de Pacrace Royer. Desde mi punto, lo mejor que puede decirse de una
grabación de música francesa, así como de Rameau, es que suena precisamente
francés y particularmente a Rameau. Parece una «perogrullada», pero no lo es en
absoluto. Y no solo es que Mahúgo conozca muy bien los entresijos del
repertorio, sino que sabe plasmarlos a la perfección en su interpretación. El
carácter que Rameau imprime a sus composiciones es leído con naturalidad y
eficacia por el clavecinista madrileño. Se acompaña para la ocasión de Pablo Gutiérrez al violín, que ofrece
una visión límpida y preciosista de su línea, apoyado en el elegante y terso
sonido de su anónimo italiano c.
1700; además de Jordi Comellas a la
viola da gamba, que aporta el toque de color y el carácter, así como el
sustento armónico conveniente, que estas piezas requieren, con fantástico
resultado. El trío se aúna con feliz resultado para crear una versión exquisita,
sutil, pero imponente, que poco tiene que envidiar a algunas de las grandes
lecturas que la historia de la fonografía nos ha ido legando. Se completa el
disco, además, con las piezas que el propio Rameau adaptó para clave solo,
permitiendo así comprobar lo increíble de su visión tanto para el instrumento
solista, como el conjunto de cámara, en un ejercicio maravilloso que no muchas
de las grabaciones existentes suele proponer al oyente –por increíble que parezca.
Un tanto más
para Mahúgo en su transitar por el barroco francés, y para su propio sello, CMY Baroque, que presenta aquí un
diseño elegante y de calidad para redondear un disco de esencia francesa, pero
a la española.
Publicado en Doce Notas el 11-IX-2014.
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