El multiinstrumentista gallego presenta un breve pero intenso recorrido por alguno de los hitos de la cuerda pulsada en Europa, en el que supone su primer registro discográfico.
Feel Past Fret. Música de Luigi Legnani, Luys de
Narváez, Francisco Guerau, Gaspar Sanz, Francisco Tárrega, José Fernández,
Fernando Pérez y Johannes Hieronymus Kaspsperger. Fernando Pérez. Itinerant
Classics, 1 CD [iC013], 2014. T.T.: 67:22.
No es muy habitual encontrar un registro de estas
características en la actualidad. En un punto en el que la especialización es,
sin duda, el camino escogido con mayor profusión por los instrumentistas, darse
de bruces con un músico que se decida a grabar un álbum de este tipo es cosa
bien rara. Y es que en la presente grabación se nos muestra música escrita para
diversos instrumentos de cuerda pulsada a lo largo de la historia, de corte y
carácter bien diferenciados. Desfilan por la grabación nada menos que 25 piezas
de 8 compositores distintos, representantes de casi seis siglos de música, que
son interpretadas cinco instrumentos diferentes. Los números, a priori, son realmente impactantes. El
peso de la grabación lo llevan las obras de Luigi Legnani [1790-1877], guitarrista, constructor y compositor de
piezas para el instrumento –además de un considerable tenor belcantista–,
nacido en Ferrara, que ha sido uno de los mejores representantes de la guitarra
en Italia durante el siglo XIX, y del que se interpretan algunos de sus 36 Capricci
per tutti i tuoni, maggiori e minori per la Chitarra, Op. 20 –concretamente
los números 1, 2, 3, 5, 9, 17, 27 y 30–. Acude también a nosotros Francisco Tárrega [1852-1909], el
célebre compositor y guitarrista villarrealense, del que se graban su famoso Capricho árabe, la mazurka Adelita y Lágrima.
José Fernández Vide [1893-1981],
compositor orensano emigrado a La Habana –que supone uno de los mejores casos
para el estudio de los músicos españoles que emigraron durante el siglo XX,
además de un notable caso de «nacionalismo gallego»–, está presente en el
registro con sus Violetas, una serie
de valses para dos guitarras, que aquí se graban en colaboración con el
guitarrista gallego Xosé Antonio
Rodríguez. Estas, junto a una serie de breves piezas para el estudio guitarrístico
que no por dirigidas a la praxis más tecnificada están carentes de belleza–
compuestas por el propio intérprete del disco–, el también gallego Fernando Pérez, suponen el corpus más
amplio del álbum, sin duda quizá en el lenguaje que por su formación más
cercano le es al protagonista de la presente grabación.
Pero no
habría recorrido histórico si se detuviese aquí. Y es que, contraponiendo
estilo y carácter, se graban algunas piezas sustanciales en el desarrollo de la
cuerda pulsada española desde el siglo XVI. Comenzando por Luys de Narváez [c.
1500-1558], uno de nuestros grandes vihuelistas, del que se interpretan sus
bien conocidas Diferencias sobre
«Guárdame las vacas» y La canción del
Emperador, extraídas de Los seys
libros del Delphin de musica de cifras para tañer vihuela [Valladolid,
1538] –concretamente de los libros III y VI respectivamente–. Le siguen las
también famosas Marionas de Francisco Guerau [1649-1722],
guitarrista, compositor y cantante mallorquín, uno de los mejores maestros en
el arte de tañer y componer para la guitarra española de cinco órdenes, como
queda bien patente a través de su colección Poema
harmónico compuesto de varias cifras por el temple de le guitarra española [Madrid,
1694]. Y por supuesto, no podía faltar en un recorrido así la figura de Gaspar Sanz [c. 1640-1710], probablemente el autor español más importante en la
historia de la guitarra española, quien en sus libros: Instrucción de música sobre la guitarra española y métodos de sus
primeros rudimentos hasta tañerla con destreza [Zaragoza, 1674], Libro segundo, de cifras sobre la guitarra
española [Zaragoza, 1675] y Libro
tercero de música de cifras sobre la guitarra española [Zaragoza, 1697]
legó el patrimonio más sustancial para el instrumento en su historia. De él se
graban aquí su Pasacalles y los Canarios, dos brillantes ejemplos de su
talento para componer tanto al «punteado» como al «rasgueado».
El disco se
cierra con la que es, posiblemente, la pieza para tiorba más célebre que existe,
la Toccata arpeggiata, de Johannes Hieronymus Kapsperger [c. 1580-1651], de origen alemán, pero trasladado
posteriormente a Italia –donde era llamado Il
Tedesco della tiorba–, que se extrae de su Libro I d'intavolatura di chitar[r]one [Venezia, 1604], y que se
anticipa en más de un siglo al archiconocido Preludio nº. 1 del Das
wohltemperierte Klavier en el desarrollo de arpegios sobre acordes dados.
Las
interpretaciones de Fernando Pérez se caracterizan por lo meditadas de las
mismas, eligiendo unos tempi en
general calmado que dejan respirar a la música y acercarse a ella de manera
reflexiva –nótese especialmente en Kapsperger, pieza en la que es más habitual
de lo deseable encontrar versiones desmedidas que complejizan la comprensión de
las líneas de manera absurda–. La adecuación estilística es muy notable, y pasa
del Renacimiento al siglo XIX, del Barroco al XXI con soltura, marcando
adecuadamente la esencia de cada período, sin caer en una homogeneidad sonora
que hubiera resultado, a buen seguro, más fácil para él a la hora de grabar,
pero mucho peor en el resultado final. Se emplea a fondo con cada instrumento.
La sonoridad de los distintos modelos utilizados es siempre precisa y hermosa.
Gran trabajo en la vihuela de mano, la
guitarra barroca de cinco órdenes y la tiorba de catorce órdenes simples
construidas por César Arias, así
como en la guitarra clásico-romántica de Lourdes
Uncilla y la clásica de Francisco
Santiago –alguno de ellos cedidos para la ocasión por David Morales Cuerdas Pulsadas–.
Como decimos,
aunque quizá más cercano y cómodo en los repertorios del XIX y XX, el pulsista
gallego se muestra ágil y muy capaz para abordar un repertorio tan complejo y
específico como es el de la vihuela y la guitarra barroca –repertorio en el
que, nos consta, está últimamente muy centrado–. Un recorrido muy complejo, sin
duda, pero del que sale muy bien proyectado, a pesar de su juventud y de
tratarse de su primer registro discográfico. No todos los intérpretes podrían
hacer lo que él hace, por lo tanto, ya es una razón de peso para sentirse
satisfecho de lo realizado. Un acierto por parte de Itinerant Classics el dejarle su casa para que se estrene –sin
olvidarnos, por supuesto, de todos los que con su donaciones a través de
Verkami lo hicieron posible–, contando con la ayuda, siempre brillante, de The Recording Consort y Gerardo Tornero en la grabación y
producción. Elegante edición, además, para un disco de amplio recorrido que
presenta a un joven talento al del que habrá que estar muy pendiente.
Publicado en Doce Notas el 02-X-2014.
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