El Ensemble Organum presenta en la Pulchra Leonina su personal y siempre espinosa versión de la polifonía medieval.
León. Catedral de Santa María. 19-X-2013, 21:00. Entrada libre y gratuita.
Ensemble Organum – Marcel Pérès. Programa: Peregrinatio III París-Limoges-Moissac-Compostela: Peregrinaje
musical en la Europa del siglo XII. Obras de Perotin, Saint Martial de
Limoges, Codex Calixtinus, Leonin, Albertus
[Magister] Parisiensis y provenientes
de la Catedral de Toledo o Moissac.
Cuando, allá por 1982, Marcel Pérès
regresa de su periplo estudiantil, por países como Gran Bretaña y
Canadá, funda el Ensemble Organum en la Abbaye Notre-Dame de Sénanque,
con el que pretendía poder dar salida interpretativa a sus
investigaciones en el campo de la música vocal medieval. Ya han pasado
31 de aquello, y el Ensemble Organum es considerado hoy día como uno de
los máximos exponentes de este tipo de repertorios en el panorama
mundial. Además, la sapiencia de Pérès en este campo no es puesta en
duda por nadie. Sin embargo, una de las características que ya adornaban
cualquier apuesta del conjunto desde sus inicios sigue sin cambiar un
ápice: la controversia está siempre servida.
Los principales postulados interpretativos que Pérès pone al frente de sus versiones se basan en una concepción clara y firme que este defiende con uñas y dientes: los cantos medievales de Europa estaban fuertemente influidos por toda una serie de liturgias que marcaron de manera decisiva al canto gregoriano y la posterior e incipiente polifonía, los cuales provienen de multitud de cantos de diversas regiones, muchos de corte africano y del Oriente próximo, por lo que se ven rebosantes de melismas de corte mucho menos conservador y puro de lo que Solemes comenzó a promulgar hace ya varias décadas. Así, todas estas piezas monódicas, pero también las polifónicas, se convierten en una amalgama de sonidos que a uno le pueden hacer trasladarse a lugares mucho más lejanos de lo que Limoges, Moissac, Notre-Dame de Paris o Compostela le pueden sugerir -no así quizá Toledo, por razones obvias.
De esta manera se presentaba así el conjunto francés en la hermosa catedral leonesa, para cerrar el breve ciclo que el Centro Nacional de Difusión Musical ha coproducido con el Festival Internacional de órgano Catedral de León y que bajo el título de Peregrinatio, llevó a este lugar conciertos de Alia Mvsica, Eloqventia y este que hoy comentamos aquí. Conformado por cinco miembros -la crisis se sigue notando en la sensible rebaja en el número de miembros de los conjuntos a la hora de viajar-, nos trasladaron literalmente a pleno siglo XII -algo que, salvando una pequeña brecha temporal, es, por otra parte, bastante fácil en esa localización extraordinaria-, haciendo un recorrido por algunos de los grandes códices y piezas de la música vocal del siglo XII europeo. Desde las piezas que Perotin y Leonin compusieron para la célebre École de Notre-Dame, hasta otras contenidas en el Codex Calixtinus, pasando por algunas de orígenes variados: Moissac, Toledo y Limoges. Usando la catedral como un medio acústico formidable, los cinco cantores procesionaron de manera incesante por las naves catedralicias, teniendo el coro como «base de operaciones» -todo un privilegio poder escuchar el concierto desde ese lugar, no solo por lo acústico, sino por el valor histórico-artístico del mismo [agradezco enormemente a la organización del FIOCLE dicho privilegio].
Pues bien, para cualquier que conozca mínimamente lo que es el Ensemble Organum, el concierto del pasado sábado pudo sorprenderle en la medida en que algunas de la tesis desarrolladas por Pérès y los suyos pueden seguir resultando, cuando menos, arriesgadas. Y es que esos bordones, el juego con las diferentes estrofas y, sobremanera, el uso de los melismas de claro corte orientalizante, puede seguir sacando de sus cabales a más de uno -el debate acerca del uso de estos melismas para repertorios septentrionales, o la adecuación de los melismas para unos repertorios en detrimento de otros, sigue estando más que vigente. No es que el conjunto francés haya ido nunca en busca de una técnica pulcra, sino que el efecto sonoro está por encima de la brillantez técnica. En eso no han cambiado, pero los años no pasan en balde, y la avanzada edad de sus miembros, sumada al escaso número de componentes, hicieron que en muchos momentos el timbre no resultase todo lo depurado que pudiera, o que la afinación adoleciese de severos desajustes en muchos momentos. Además, la tendencia de Pérès a terminar algunas palabras y frases unos pequeños instantes antes que el resto de los cantores resultaba -escuchada de cerca- algo molesta.
Sin embargo, fueron otras las cualidades que el conjunto desprendió durante su actuación: la pasión por lo interpretado, el interpretar directamente de copias de originales, el profundo conocimiento de los repertorios, su capacidad evocadora y su variedad interpretativa, entre otras muchas, consiguieron crear un ambiente de esos que es difícil lograr para otro muchos artistas. Fantástico el juego de solistas con todo el conjunto, así como la solvencia de estos cantores en las obras en la que se exigía el concurso de un solo cantor por parte -destacando especialmente entre todos el cantor con la tesitura más aguda del conjunto, que se mostró impecable en todas sus intervenciones. El aspecto «escénico» es siempre un factor a destacar entre las cualidades de los franceses, puesto que con sus túnicas, velas y deambular consiguen trasladar a los oyentes a un período tan lejano en lo temporal, pero también en lo intelectual como es el Medievo.
La música, de gran belleza, tuvo algunos de sus picos en el Vellvs rore u Ora pro nobis Sancta Maria, de Sain Martial de Limoges, en el Benedicamvs Domine, de Leonin o en el celebérrimo Congaudeant Catholici, del Codex Calixtinus -cualquier parecido con el resto de numerosas versiones que hayan podido escuchar es casi pura coincidencia. Una música que, aún con todo, brilló con luz propia en las personales y siempre controvertidas versiones del Ensemble Organum.
Punto y aparte merece el público leonés. Uno se cansa ya de plantearse si la cultura y la música son realmente tan «para todos» como algunos promulgan. Personalmente, después de muchos años acudiendo a conciertos como este, cada vez debo reafirmarme más en la idea de que no. Y es que un programa de estas características a veces ni siquiera es fácilmente asumible por un público experto, y a fe que el leonés no es tal, por lo que el «peregrinaje» del título se trasladó también a muchas de las personas que comenzaron a abandonar sus asientos tras las primera piezas -el goteo fue constante. Además, la falta de sensibilidad y raciocinio llevó al propio Pérès a tener que gritar silencio en dos momentos de la actuación, ante los inoportunos aplausos que el «respetable» emitía. Incluso entre algunos de los VIPs hubo que sufrir constantes cuchicheos, ruidos y actitudes fuera de lugar. Lástima, porque, aunque el FIOCLE consigue hacer rebosar de gente las naves de la catedral leonesa, no lo hace quizá con el público deseable. Puede que cuando el cabildo deje que este tipo de actuaciones puedan realizarse cobrando una mínima entrada, dicho problema deje de suponer un auténtico incordio y un agravante para los oyentes especializados y conscientes que también son.
En definitiva, un concierto que sorprendió sobremanera a aquellos
neófitos en lo que al Ensemble Organum se refiere, y que no dejó
indiferente a los muchos que ya sabían de sus andanzas, pues si bien la
excelencia sigue siendo marca de la casa para Pérès y sus cantores, el
paso de los años van haciendo mella y la calidad del conjunto se ha
resentido en los aspectos más técnicos de sus lecturas.
No hay comentarios:
Publicar un comentario