sábado, 22 de febrero de 2014

Barroco... [crítica, para Codalario, de la película documental de La Reverencia y Daniel Villamediana]

Barroco filmado 
El conjunto español La Reverencia presenta un novedoso documental centrado en la reflexión sobre la música barroca en diversos ámbitos.

de Occulta Philisophia. La Reverencia – Andrés Alberto Gómez. Una película de La Reverencia, dirigida por Daniel V. Villamediana. 2013. T.T.: 72’37. Obras de Johann Sebastian Bach, Franz Tunder, Johann Heinrich Schmelzer, Louis Couperin, Dieterich Buxtehude, Claudio Monteverdi y Dietrich Becker.


  El crowdfunding, ya saben, ese sistema –tan en boga actualmente– en el que todas las personas del planeta pueden actuar como mecenas para la feliz consecución de un proyecto de índole cultural, que tenga intención de realizarse en cualquier lugar del mundo, está dando grandes frutos. En el mundo de la música antigua no ha sido algo habitual hasta pocos meses, cuando algunos conjuntos españoles han empezado a plantearse esta opción como medio para poder sufragar los gastos que una grabación suponen. En este caso, el conjunto La Reverencia, que dirige Andrés Alberto Gómez, acudió a la plataforma Kifund –más centrada en producciones cinematográficas– para plantear a cualquier persona la posibilidad de ayudarles a sacar adelante un curioso proyecto: un largometraje documental centrado sobre la música barroca. Algo novedoso en nuestro país, eso es indudable.

 Con el evocador título de de Occulta Philisophia se presentaba este proyecto, una película documental que tiene como base la reflexión sobre algunos de los campos más destacados en el desarrollo de la música del Barroco. Así, se tratan aspectos como la construcción de instrumentos, a través de algunas imágenes del trabajo que el lutier Titus Crijnen lleva a cabo en su taller de Sabiñán [Zaragoza], con el cuál se dialoga unos breves momentos para conocer el sentido que para él tienen estos instrumentos y cuál debe ser el anhelo que debe perseguirse. Las imágenes del proceso de construcción son hermosas y las reflexiones vertidas al respecto por Crijnen conllevan una hondura considerable. 

  Otro de los aspectos sobre los que se reflexiona es sobre la creación sonora, sobre la obra como concepto que ha ido evolucionando y cambiando de manera tan trascendental en los últimos siglos. Asimismo sobre la retórica como proceso constructivo, como pilar fundamental en el proceso compositivo durante buena parte del Barroco. El musicólogo Rubén López Cano aporta alguna de sus ideas al respecto, con la elocuencia y el verbo que le caracteriza. 

  El director del conjunto La Reverencia y el director del filme –ambos coautores del guion original– también compartirán un momento de intercambio conceptual, versado este en la capacidad de los sonidos y las imágenes para conmover, las diferencias que les separan, pero que también les unen.

  Uno de los pilares en el desarrollo discursivo del documental es la interpretación musical. Sobre ella se practica más que se habla. Son los miembros de La Reverencia los encargados de llevar a cabo las interpretaciones de las diversas obras que tan inteligentemente se han seleccionado. La base la constituyen composiciones de música alemana del XVII, así como otras de Johann Sebastian Bach [1685-1750]. Del Kantor se interpretan algunos fragmentos de sus Goldberg-Variationen BWV 988, siendo el encargado el propio Andrés Alberto Gómez –quien las grabó en disco no hace mucho. Es una interpretación ágil, técnicamente solvente, que parece buscar más la belleza sonora que la hondura expresiva. Magnífica la sonoridad del clave construido por Crijnen [2011] sobre un modelo Ruckers de 1642. El resto de obras, a excepción de una de corte italiano –Si dolce è’l tormento, de Claudio Monteverdi [1567-1643]– y otra francesa –dos piezas para clave de Louis Couperin [c. 1626-1661]–, están protagonizadas por compositores de la Alemania del XVII, algunos de los grandes talentos de la música europea del momento. Así, desfilan por el filme Franz Tunder [1614-1667] –quien fuera Kantor en la Marienkirche de Lübeck, donde formaría sus famosas Abendmusik–, con un fragmento de su cantata Ach Herr, lass deine lieben Engelein, maravilloso ejemplo del uso de la retórica en este tipo de composiciones vocales; Johann Heinrich Schmelzer [c. 1620/1623-1680] –que, aunque austriaco, entronca directamente con el estilo y la escuela alemanas– fue uno de los grandes desarrolladores de la música para violín del momento, como atestigua la Sonata Seconda interpretada aquí, en la que consiguen explotarse de manera exquisita las sonoridades de su instrumento predilecto; Dieterich Buxtehude [c. 1637-1707], de sobra conocido por la admiración que el mismísimo Bach le profesaba, fue uno de los grandes genios que la historia de la música no haya legado, como da buena muestra la absolutamente subyugante cantata Herr, wenn ich nur dich hab BuxWV 38, impresionante construcción melódica sobre una bajo de ciaccona maravilloso; Dietrich Becker [1623-1679] –uno de los compositores más dotados, a pesar de lo poco interpretado que es en nuestros días– cierra la lista, y lo hace con el Lento de su Sonata en Re menor, de una delicadeza y un lirismo absolutamente fascinantes.

  Los miembros de La Reverencia cumplen con solvencia general, aunque hay disparidad considerable en cuanto a las individualidades. La soprano Paloma Gallego es sin duda lo más flojo del conjunto, con un registro agudo repleto de carencias y un timbre no especialmente bello; destaca además su excesivo manierismo a la hora de dramatizar las hermosas palabras de los textos. Lástima, porque no hace justicia a la música interpretada. Manuel Pascual no está especialmente brillante en las cornetas, con ciertos problemas de afinación y una tendencia hacia el escalonamiento de las frases, carentes de cualquier tipo de direccionalidad. Bien por su parte Jorge Miró [viola da gamba] y Thor Jorgen [violone], sobre en todo en su faceta de continuistas, con un sonido cuidado y bien equilibrado con el resto del conjunto. Pavel Amilcar [violín barroco; precioso modelo, por cierto] es sin duda quien brilla con luz propia, merced a su talento para el detalle y para encontrar una sonoridad elegante, siempre atenta al fraseo y la ornamentación en su punto justo. Realmente logra momentos de exquisitez considerables. 

  Daniel V. Villamediana nos presenta, pues, un documental reflexivo, que no busca la espectacularidad vacua, sino que se detiene en el detalle, en los instrumentos, los decorados naturales que las iglesias y parajes de Liétor [Albacete] le ofrecen. Cine sin pretensiones, simplemente imagen, sonido y reflexión. Curioso, se diría que esas son las pretensiones más elevadas. Enhorabuena, pues, a La Reverencia, Andrés Alberto Gómez, Daniel V. Villamediana y todo su equipo técnico, por mostrar que en España todavía hay hueco para este tipo de proyectos. Y como vemos, también gente capaz de apoyarlos sin reservas. Lástima que las interpretaciones no lleguen a la excelencia deseada. Eso sí, a nivel general, este filme documental merece la pena.
          

Publicado en Codalario el 17-II-2014.