viernes, 31 de diciembre de 2010

Un feliz y musical 2011

Vengo por aquí tan solo con la intención de desearos a todos, con todo el cariño, un magnífico comienzo de nuevo año y de década.

Quiero agradeceros el apoyo que se ha demostrado por este sitio y aplaudir vuestra honestidad y fidelidad para con mis líneas.

Y como nuevo año siempre conlleva nuevas metas, objetivos y tareas, uno de mis propósitos para este que empieza será, si el tiempo me lo permite, dedicarle más tiempo a este blog y contaros mi visión del mundo que me apasiona y al que me dedico.
Así pues, mucha felicidad para todos y mucha, mucha, mucha música, que nos rodee constantemente y siga regalándonos todo sin pedir nada a cambio, como siempre hace. Que en este nuevo año se valore más la música como arte unificador, puro, sensible y honesto, y a la gente que dedica su tiempo a honrarla con la mejor de las intenciones. Que cada día podamos seguir aprendiendo un poco más de ella y la sensibilidad y la emoción nos siga acompañando para saber apreciarla como merece.

viernes, 24 de septiembre de 2010

Semper lux


Ya se ha comentado, en una entrada de este mismo blog, la importancia capital de Eric Whitacre en el panorama coral mundial.
Whitacre, por su fantástica música y su buen hacer en las relaciones sociales vía Internet, siempre esté de moda, pero en estos días lo está un poco más, si cabe, pues se anuncia la salida de su flamente nuevo disco -que tiene prevista su salida al mercado el próximo 18 de octubre-.
¿Qué tiene este de especial? Pues bien, a pesar de que la obra de Whitacre ha sido grabada en decenas de ocasiones, aunque se trate de una o dos piezas en un disco de tal o cual coro, y de que ya cuenta con varios discos monográficos -algunos de importancia mayúscula-, este tiene algo diferente y que lo hace único y no es otra cosa que en este Light & Gold -clara referencia en el título a su pieza Lux Aurumque-, Whitacre se pone por primera vez al frente de un conjunto para grabar y dirigir, él mismo, su música.


En otras ocasiones ya había asistido a grabaciones y actuado como asesor musical en ellas-quién mejor que el propio autor para asesorar a un intérprete-, pero en esta ocasión ha seleccionado dos conjuntos vocales, unidos para la ocasión, como son The Eric Whitacre Singers -coro creado ex profeso y del que habrá que esperar una larga trayectoria- y Laudibus -coro de jóvenes talentos, integrado dentro del sistema National Youth Choirs Great Britain- y la participación sorpresa de algunos amigos, como el prestigioso ensemble vocal The King's Singers.
Para la ocasión se han seleccionado algunas de las más caracterísiticas y conocidas piezas del estadounidense, tales como Sleep, Water Night, Lux Aurumque, Leonardo Dreams of His Flying Machine, A Boy and a Girl, así como otras menos conocidas y primeras grabaciones mundiales, como The Stolen Child o Nox Aurumque -una de sus últimas composiciones-.
Se echan de menos auténticas obras maestras como Cloudburst o When David Heard -para el que firma, uno de los monumentos corales más fascinantes de la historia-, pero estas son las cosas que tiene el contar con un minutaje limitado.

Realmente este lanzamiento ha creado una gran expectación, la que, teniendo en cuenta lo extraordinario de la música, la solvencia de los intérpretes y a tenor de algunos pequeños fragmentos ya escuchados, no tiene pinta de defraudar.




miércoles, 22 de septiembre de 2010

Un abulense en Madrid (prima pars)



Victoria 1. Pro Victoria
Tomás Luis de Victoria (1548-1611)

1. Sequentia: Veni, Sancte Spiritus

Missa Pro
Victoria
2. Kyrie
3. Gloria
4. Credo
5. Sanctus & Benedictus
6. Agnus Dei

7. Psalmo: Super flumina Babylonis

Missa pro Defunctis
8. Introitus
9. Kyrie
10. Graduale
11 Offertorium
12. Sanctus & Benedictus
13. Agnus Dei
14. Communio
15. Responsorium: Libera me
16. Responsorium: Peccantem me quotidie
17. Responsorium: Credo quod Redemptor

Ensemble Plus Ultra - Michael Noone
Archiv Produktion (Los Siglos de Oro) 2008
77'20


Cuando en 1587, Tomé Luis de Victoria -abulense universal y probablemente el mejor compositor español de todos los tiempos- regresa a Madrid -tras pasar 20 años en Roma, donde estudió (muy posiblemente a las órdenes del gran Palestrina) y ejerció como profesor en el Collegium Germanicum, donde posteriormente sería nombrado maestro di cappella, sucediendo en el cargo al propio Palestrina (algunos señalan que propuesto por el propio maestro)-, ya había vivido gran parte de su vida y había creado ya una importante parte de su corpus compositivo, sin embargo, lejos de acomodarse, el maestro, que en Madrid ostentó el cargo de capellán y maestro de coro del Real Convento de las Clarisas Descalzas, siguió creando y editando diversas publicaciones de sus obras sacras -no compuso música profana, recordemos-.
De esta manera, el período madrileño de Victoria es uno de los más prolíficos e importantes de su vida, pero quizá el menos atendido por los intérpretes a lo largo de los años. De ahí que el Ensemble Plus Ultra y su director Michael Noone, con el patrocinio y auspicio de la Fundación Caja Madrid, por medio de su serie discográfica Los Siglos de Oro, y la edición por parte del archiconocido sello Archiv Produktion, se hayan planteado este serie de diez discos en la que dar buena cuenta de ese período madrileño de Victoria, así como la publicación de algunas obras de otros períodos, pero que no han sido registradas con anterioridad, del mismo modo que algunas ediciones revisadas con posterioridad y de singularidad importante.

De esta manera, el EPU ha dedicado cerca de 60 días, entre 2008 y 2009, para grabar los diez discos, que están siendo editados regularmente desde 2008 y que terminarán en 2011, aprovechando la efeméride victoriana y el 10º aniversario de la creación de este conjunto inglés. En esos diez cedés, se dará buena cuenta de una 90 piezas del catálogo del genio, en las que han participado 42 músicos, entre los componentes del propio conjunto, asi como otros invitados, como el organista español Andrés Cea, el conjunto de ministriles His Majestys Sagbutts and Cornetts o el conjunto de canto llano español Schola Antiqua, que dirige Juan Carlos Asensio.
Los discos han sido grabados entre España -Iglesia de San Pedro, Tordesillas, la Colegiata de San Pedro, Lerma (sí, la misma donde el Gabrieli Consort grabara este magnífico disco); ambas con importantes órganos históricos- e Inglaterra -St. Georges's Church, Chesterton, Cambridge y St. Judes-on-the-hill, Londres-.

Para el estreno de esta serie se han grabado dos misas del abulense y algunas obras sueltas.
En este primer volumen se observa claramente la evolución compositiva del maestro y se muestra un tanto el camino por el que va a transcurrir esta serie.
De la colección de piezas de 1598, pero publicadas en 1600:

Thomae Ludovici De Victoria.
Abulensis
Sacrae Caesare Maiestatis Capellani
Missae, Magnificat, Motecta, Psalmi, et alia quam plurima.
Quae partim Octonis, alia Nonis, alia Duodenis
vocibus concinuntur.
[haec omnia sunt in hoc libro
ad pulsandum in organis.] Permissu superiorum,
Matriti
Ex Typografia Regia
anno M. DC.
 
Apud Ioannem Flandrum.
MDC.

se han seleccionado la secuencia Veni, Sancte Spiritus, que en realidad es más un motete que una secuencia y que está compuesto a 8 partes en doble coro, en estilo claramente jubiloso; la Missa pro Victoria, una misa de batalla -"que dio gran gusto al Rey nuestro señor" (Felipe III, se entiende)- a 9 partes (svperivs, svperivs, svperivs, altvs, altvs, tenor, tenor, bassvs, bassvs), también en doble coro (SSATB/SATB), y que Victoria compuso sobre la célebre La Guerre, de Clément Janequin. Se trata de una obra curiosa, pues es la única que Victoria diseña a 9 partes y además consta de órgano que acompaña al primer coro. En ella encontramos, además, gran variedad en el tratamiento de las líneas, así podemos encontrar estilo imitativo, homofonía, reducciones de líneas. La tercera pieza de 1600, aunque reeditada, pues fue compuesta en 1573, es el salmo Super flumina Babylonis, una pieza de carácter festivo, aunque melancólico, y que está compuesta a 8 partes en doble coro. En ella también encontramos más un motete que un salmo y el abulense nos presenta dos coros a 4 partes, pero desiguales (SSAB/SATB), en un estilo más arcaico, alejado de los adornos barrocos.

De su colección de 1583:

Thomae Ludovico
A Victoria Abulensis
Missarum Libri Duo
Quae Partim Quaternis. Partim
Quinis. Partim Senis.
Concinuntur Vocibus
Ad Philippum secundum Hispaniarum Regem Catholicum.
Romae
Ex Typografia Dominici Basae.
MDLXXXIII
Cum Licentia superiorum.

Romae
Apud Alexandrum Gardanum MDLXXXIII.

su Missa pro Defunctis, una obra muchos menos conocida que la de 1605 y que fue compuesta a 4 partes.
Reeditada en 1592, añadiéndole los responsorios Peccantem me quotidie -este a 5 partes- y Credo quod Redemptor en su colección:

Thomae Ludovici
De Victoria
Abulensis
Missae, quattuor, quinque, sex, et octo vocibus conci-
nendae, una cum Antiphonis, Asperges, et Vi-
di aquam totius anni.
Liber secundus.
Superiorum Permissu.
Romae,
Ex Typografia Ascanij Donangeli. M. D. XCII.
Apud Franciscum Coattinum.
 
Romae,
Apud Francismum Coattinum.
MDXCII.


es la que se nos presenta en esta grabación.
Una obra maestra a todas luces, en la que encontramos claras referencias en su obra de 1605 -compuesta a 6 partes, pero en la que se utilizan las mismas melodías gregorianas-, aunque no pueda hablarse de que esta de 1605 sea una mera reelaboración de la 1583.

Las versiones que nos ofrece el Ensemble Plus Ultra son íntimas, elegantes y bastante expresivas. Utilizando un grupo vocal de dos sopranos, tres altos, tres tenores y dos bajos, además del órgano obbligato en la misa, así como un grupo de ministriles, compuesto por tres cornetti y dos sacabuches, nos presentan unas lecturas bastante vivas en cuanto a la elección del tempo y con una claridad de líneas realmente soberbia. La calidad vocal exhibida es muy alta en todas las líneas, excepción hecha del bajo, en la que nos encontramos con un timbre y gusto muy dudosos en ciertos momentos, lo que a uno le hace plantearse cómo es posible que a un director de la talla de Noone se le haya pasado un color semejante o haya decidido permitirlo. El resto de voces rinden a un nivel realmente muy alto, destacando el gusto de sopranos y tenores y el bello color de la línea de altos, con la magnífica Clare Wilkinson entre ellos.
Noone dirige con solvencia y demuestra porqué es considerado como uno de los mayores especialistas en polifonía renacentistas española.

Por lo demás, se nos ofrece una presentación bastante cuidada -muy en la línea de los discos de la serie Los Siglos de Oro aparecidos en Glossa en su momento-, aunque con unas portadas un tanto desconcertantes, y una notas al programa, firmadas por Alfonso de Vicente, totalmente esclarecedoras y muy interesantes.

Un buen comienzo para una serie que promete, pero de la que no puedo dejar de hablar sin mencionar, con asombroy un toque de indignación, lo pésimo de su publicitación y presencia en tiendas. Uno no acaba de entender como un proyecto de esta magnitud y que viene a cubrir un hueco tan amplio, una vez comenzado, apenas es anunciado y se encuentra rodeado de tanto misterio. ¡Señores, denle la importancia que merece!



Missa pro defunctis a 4: Introitus


Super flumina Babylonis a 8

viernes, 17 de septiembre de 2010

Puro sonido "british"



Heavenly Harmonies
Thomas Tallis (c.1505-1585) & William Byrd (c.1540-1623)
  1. Tallis: Why fumth' in fight
  2. Byrd: Vigilate
  3. Tallis: E'en like the hunted hind
  4. Byrd: Ne irascaris Domine
  5. Tallis: Let God arise
  6. Byrd: Exsurge, Domine
  7. Tallis: Expend, O Lord
  8. Byrd: Infelix Ego
  9. Tallis: God grant with grace
  10. Byrd: Laetentur coeli
  11. Tallis: Man blest no doubt
  12. Byrd: Quis est homo
    Byrd: Mass Propers for Pentecost
  13. Introit: Spiritus Domini
  14. Offertory: Confirma hoc Deus
  15. Communion: Factus est repente
  16. Tallis: Why brag'st in malice
  17. Byrd: Tribulationes civitatum
  18. Tallis: O come in one
  19. Byrd: Laudibus in sanctis

    Stile Antico

    Harmonia Mundi (Production USA) 2008

    78'51


Con el sugerente y muy adecuado título de Heavenly Harmonies, Stile Antico presentaba su segundo disco. Un segundo disco que hacía presagiar muchas cosas, como así ha sucedido a posteriori. Como ingleses, el repertorio de Tallis y Byrd lo asumen como propio y realmente se les adecúa a la perfección.
Manteniendo su estructura natural de tres cantores por parte -a excepción de la adición de una soprano más en las pistas 14-16 y 20 y de los bajos, con cuatro cantores, dividos en dos bajos-barítonos y dos bajos puros- nos acercan piezas a cuatro voces del maestro Tallis, en concreto sus 9 Psalms Tunes for Archbishop Parker's Psalter. Son piezas que Tallis compusiera a cuatro partes y que poseen un marcado carácter homofónico y muy austero, al estilo de los Anthems de tradición anglicana. Son piezas cantadas en lengua vernácula y que Tallis dedicara al nuevo psalterio del Arzobispo Matthew Parker en 1567. A pesar de su modestia compositiva, Tallis no deja de sorprendernos con ciertas audacias y un lenguaje bastante avanzado, como puede comprobarse en su God grant with grace, por ejemplo.

El grueso del disco lo componen piezas latinas del otro gran genio de la Inglaterra renacentista, William Byrd. De él se nos ofrecen piezas extraídas de sus Cantiones Sacrae I, de 1589 -sobre todo-, Cantiones Sacrae II, de 1591 y Gradualia II, de 1607.
Los motetes latinos de Byrd son de una maestría compositiva realmente elevadísima y en pocas obras de otros maestros de la época encontramos algo parecido. Compuestos en su inmensa mayoría a cinco partes y con una estructura de líneas bastante variada -aunque nos encontremos con que la distribución: svperivs, altvs, tenor, tenor, bassvs, suele ser usada con mayor asiduidad-, Byrd despacha textos de interesante factura -alguno de ellos de excelente calidad literaria, me atrevería a decir- de una manera exquisita. Un claro ejemplo de ello lo encontramos en el melancólico y glorioso Ne irascaris Domine a 5.
Resulta admirable comprobar el inmenso talento con el que Byrd musicaliza los diveros textos latinos y de qué manera va adecuando el cariz de la pieza a la exigencias textuales. De esta manera tenemos, por un lado, exultantes piezas como el Vigilate a 5, Luadibus in sanctis a 5 y el Exsurge Domine a 5, mientras que del otro lado nos encontramos con piezas de carácter más íntimo y quejumbroso, tales como Infelix ego a 6 o el propio Ne irascaris ya nombrado.

Destacar a estas alturas la absoluta genialidad de estos dos maestros resultaría, casi por completo, innecesaria, del mismo modo que lo haría el explicar porqué Stile Antico se ha convertido en tan poco tiempo en uno de los conjuntos punteros en la interpretación de la polifonía del Renacimiento. Escuchando este disco, todo tipo de dudas quedarán resueltas.
La claridad de líneas, la enorme calidad técnica y el conocimiento estilístico serían suficiente para alzarlos entre los mejores, pero es que además debemos sumarle la increíble hondura y expresividad con la que interpretan las piezas. Su sonido es british, sin duda, pero van un paso más allá, y esa frialdad que a veces se achaca a esos conjuntos británicos, excelentes técnicamente, pero a veces supuestamente superficiales, queda aquí absolutamente erradicada de cuajo.
Realmente no deja de sorprender la gran madurez vocal e interpretativa que demuestra este conjunto, más teniendo en cuenta la juventud de sus componentes, que en la grabación de este disco rondaba una media de tan sólo 25 años.

En definitiva, un disco absolutamente maravilloso, que no defrauda y que en opinión de este apasionado "byrdiano" contiene el mejor Byrd que jamás haya escuchado y uno de los mejores momentos discográficos que sus oídos hayan percibido, en el impresionante, hermoso por demás y subyugante Ne irascaris -y eso quiere decir mucho, créanme-.



William Byrd: Vigilate a 5


William Byrd: Ne irascaris Domine a 5

martes, 14 de septiembre de 2010

Ingleses x ingleses


Con el comienzo del nuevo curso son muchas las discográficas que aprovechan para anunciar nuevos lanzamientos, de los que podemos denominar de importancia alta.
Me llaman poderosamente la atención, de entre los muchos, los siguientes, dedicados por entero a música inglesa e interpretados, del mismo modo, por conjuntos ingleses.

El primero de ellos -anunciado para el 20 de septiembre- viene de la mano del joven, laureado y por mí ya alabado conjunto Stile Antico, quienes bajo el título de Puer natus est, nos traen un disco dedicado, de manera mayoritaria, a la Missa Puer natus est, de Thomas Tallis, que el británico compusiera sobre el canto llano homónimo, y que nos presenta una singular estructura a siete partes, en la que todas las voces están repetidas a excepción de la de tenor.
Como complemento a la obra principal del cedé nos encontramos con piezas de otros maestros ingleses, como William Byrd, de quien se nos ofrecen varios motetes procedentes de su Gradualia I, de 1605; y otros motetes de John Taverner, John Sheppard y el propio Tallis, así como el Magnificat de Robert White. Como regalo para los compradores, parece que el disco consta de un bonus track en el que se interpreta una obra jamás grabada con anterioridad.
Un disco grabado en enero de 2010 y que nos sigue demostrando que estos jóvenes se están tornando como unos verdaderos especialistas en la música de la era Tudor.

El segundo de ellos, que también tiene como estrellas principales a los dos grandes talentos del Renacimiento inglés, viene de las voces del, también joven en cuanto a su tiempo de formación, conjunto Alamire, que dirige David Skinner y que parece será publicado en noviembre en su sello, Obsidian Records.
Se trata de un disco doble -al parecer, pues aún no se conoce mucha información al respecto del mismo- en el que se nos ofrece la integral de las Cantiones quae ab argumento sacrae vocantur, de Thomas Tallis y William Byrd y que fueran publicadas por Thomas Vautrollier en 1575, tras haberles sido concedida a ambos -ese mismo año-, por medio de su majestad Isabel I, la licencia absoluta y exclusiva para la publicación y venta de partituras.

En definitiva, dos excelentes discos, con música de grandes genios y dos conjuntos de calidad más que probada, de los que se espera mucho.
Aquí ya tienen un comprador seguro.



En la página de Alamire en Facebook se puede acceder a material audiovisual de la grabación del disco con fragmentos muy interesantes.

lunes, 5 de julio de 2010

¡Victoria!


Fecha: 28 de abril de 2010. 20:30 horas.
Lugar: Iglesia de Sant Felip Neri, Barcelona.
Contexto: Cuarto concierto del XXXIII Festival de Música Antiga de Barcelona, intitulado Europa 1610:Les Noves Musiques.
Programa: Requiem para el Renacimiento. Las últimas obras maestras de Victoria y Byrd.
Intérpretes: Stile Antico.


Jóvenes aunque sobradamente preparados. Esa podría ser, perfectamente, la frase que resumiera el buen hacer de este joven conjunto inglés.
Stile Antico es un conjunto británico formado por jóvenes cantantes profesionales, formados en varios de los mejores centros musicales de Gran Bretaña, como The Royal Academy of Music, Royal Opera House, Trinity College Cambridge, Oxford University, King's College London, y que a su vez han colaborado y han formado parte de algunos conjuntos de primer nivel mundial del Reino Unido, tales como The Brabant Ensemble, The Cardinall's Musick, Voces8, The King's Singers, Oxford Camerata, The Sixteen, Polyphony, Gabrieli Consort, The BBC Singers, Dunedin Consort, entre otros. Además, varios de ellos tienen formación como instrumentistas profesionales y otros son también directores de coro.
En definitiva, con semejante curriculum de voces, el resultado puede parecer evidente. Y así es, pero es que en este conjunto hay algo más que una serie de excelentes jóvenes cantantes. Resaltar que en 2005, cuando aún no habían dado el salto a la "fama", ya se alzaron con el primer premio en el prestigioso Early Music Network International Young Artists' Competition, dice mucho de la tremenda calidad que atesoran desde hace años. Pero lo que más llama la atención es la media de edad del conjunto, que en este momento rondará los 27-28 años, pero que hace cinco años, cuando obtuvieron aquel premio, resultaba insultante.
Y digo que hay algo más, porque observar sus interpretaciones es darse cuenta del profundo conocimiento estilístico y la hondura interpretativa que consiguen.

Se presentaban en España por segunda vez en su carrera-la primera fue el año pasado, en el Festival Internacional de Música y Danza de Granada- y lo hacían con un programa dedicado a una de las obras más geniales del Renacimiento español, como es el Requiem a 6 de Tomás Luis de Victoria. Una pieza que, a priori, requiere de un especial conocimiento del período, pues se trata de una obra de especial profundidad espiritual y una complejidad estructural notable.
El programa, como se ve, se planeó intercalando los movimientos del Requiem con otras piezas sacras de William Byrd, correspondientes a su colección Gradualia I. Dicha estructuración, si bien puede resultar más amena para los no "entendidos", a mí no terminó de satisfacerme, pues hace perder la importante unidad de la pieza de Victoria. Hay que destacar que tanto la misa de Victoria como el ciclo de motetes de Byrd, fueron publicados el mismo año de 1605, convirtiéndose en unas de las últimas piezas de los autores, piezas absolutamente maestras, por otra parte.

Ya conocía su buen hacer en la interpretación de compositores ingleses, su auténtica especialidad y que han plasmado convenientemente en tres de los cuatro álbumes que actualmente tienen publicados -graban para Harmonia Mundi-, pero me surgían algunas dudas en su interpretación de la obra de Victoria, y más tratándose de una obra tan reflexiva como esta, pues sólo conocía su interpretación de un par de motetes del abulense, grabadas en su tercer disco.
Es cierto que mis expectativas hacia el concierto eran realmente altas, pues es un conjunto que en poco tiempo ha conseguido encandirlarme y atraparme. A pesar de todo ello, he de confesar que cumplieron y superaron mis expectativas con creces.

El sonido de Stile Antico, si bien es un sonido british, en el sentido más elogioso del término, tampoco es el típico sonido inglés al que otros conjuntos de fama nos tiene acostumbrados. La formación base del conjunto es de tres voces por cuerda. En este caso, dado que el Requiem a 6 está compuesto para svperius, svperivs, altvs, tenor, tenor y bassvs, añadieron un cuarto tenor al conjunto, para afrontar con dos por línea la versión, dejando, sin embargo, sólo tres sopranos, es decir, una sola en una de las líneas de superivs -que por cierto, cubrió a la perfección una de las hermanas Ashby-. Y digo que no es un sonido british al uso por varias razones: no utilizan contratenores para las líneas de alto, consiguiendo una sonoridad muy natural y poderosa; el color de los tenores es algo más obscuro y contundente y los bajos suenan con mayor presencia y un sonido más cuidado. El sonido de las sopranos sí se asemajea más a lo acostumbrado, con una brillantez y pureza envidiables. En algunos momentos, ninguna de las líneas duda en utilizar pequeños vibratos controlados para enfatizar ciertos pasajes, un recurso que no suele resultar molesto, aunque a veces resulta algo excesivo para mi gusto.

Su interpretación de Victoria resultó brillante, pues la claridad de líneas era asombrosa y la hondura expresiva terminó por subyugarme. Resulta extraordinario presenciar la gran compenetración que existe entre ellos y la eficacia y precisión de las entradas, cortes, juegos melódicos... que consiguen sin tener un director delante -algo que muchos deberían aprender-. Salvo en ciertos momentos de entradas, sobre todo en el canto llano, la precisión exhibida fue pasmosa. Interpretaron las piezas mezclando las voces, es decir, no cantando ningún cantante de la misma línea junto al otro -lo que algunos llaman colocación amerciana- y que es un recurso excelente para locales con buena acústica -como en este caso-, pero que en ocasiones conlleva inexactitudes rítmicas y melódicas -no fue el caso-. Realmente las líneas se mezclan y cohesionan bien con esta colocación, pero no sé si realmente me gusta par estos repertorios renacentistas.
Los motetes de Byrd, sin ser algunos de los más inspirados -desde mi punto de vista- resultaron excelentes en la interpretación. El repertorio inglés lo asumen como propio y eso se nota; además, Byrd es un compositor que comprenden, analizan y retratan realmente bien. Su Iustorum animae, Nunc dimittis o In manus tuas, resultaron ciertamente bellos y emocionantes.

En definitiva, un concierto realmente espléndido -diría que de lo mejor que he podido presenciar y ya llevo muchos a mis espaldas- y que no olvidaré con facilidad. La música, acústica, ambiente e interpretación se aunaron para crear algo único, mágico y especial. Presenciar propuestas de este tipo es algo muy poco habitual en nuestro país y sólo por eso ya deberíamos congratularnos.
Para un servidor, dignos herederos de The Tallis Scholars, así pues: "Larga vida a Stile Antico!



Tomás Luis de Victoria (1548-1611): Graduale, del Reqeuim a 6
Álbum: Requiem
The Tallis Scholars - Peter Phillips
Gimell Records 1987



William Byrd (c.1540-1623): Nunc dimittis a 5, de Gradualia I
Álbum: Music for Compline
Stile Antico
Harmonia Mundi 2007

martes, 22 de junio de 2010

Unas vísperas "arpegiadas"


Fecha: 25 de abril de 2010. 20:30 horas.
Lugar: Sala Pau Casals, L'Auditori, Barcelona.
Contexto: Segundo concierto del XXXIII Festival de Música Antiga de Barcelona, intitulado Europa 1610:Les Noves Musiques.
Programa: Claudio Monteverdi, Vespro della Beata Vergine.
Intérpretes: L'Arpeggiata - Christina Pluhar, dirección.


El conjunto francés L'Arpeggiata, de sobra conocido por todos, se presentaba en Barcelona, dentro de su gira europea, para dar cuenta de la que había ido su reciente grabación discográfica -aún sin presentar y realizada en la localidad francesa de Metz-, dedicada de manera monográfica a las vísperas monteverdianas.
Poco o nada se puede decir ya de ese monumento sacro de Il Divino Claudio, publicado en el año 1610 y que no sea ya conocido, así pues, aquí os dejo un enlace en el que conocer algún detalle más, para aquel que no tenga tan claros los entresijos de esta magna obra.

Me centraré, pues, en la interpretación del concierto.
Teniendo en cuenta la profusión de grabaciones discográficas de esta obra, algunas de ellas de impresionante calidad musical y totalmente referenciales, como pueden ser las versiones de Herreweghe, McCreesh, Garrido, Jacobs, Parrott e incluso Savall, es más que probable que la necesidad de un nuevo registro resulte, a todas luces, más que innecesario, a no ser que dicho registro tenga algo nuevo y muy bueno que ofecernos; me temo que el registro de L'Arpeggiata no va a cumplir tales expectativas, a no ser que gusten de un Monteverdi desenfrenado, rítmico, casi jazzístico y algo folclórico -sí, hasta en la música sacra-. Y es que la visión de Pluhar para estas vísperas resulta similar a su visión monteverdiana mostrada en el disco Teatro d'Amore, que grabara hace un par de años.

Digamos que Pluhar gusta de recalcar los acentos de esta música, e incluso alterarlos en cierta manera, para lograr un desarrollo discursístico distinto del natural y que ella cree adecuado. Por ello no resulta extraño encontrarse con un walking bass realizado por los instrumentos graves de la cuerda. Tengo que admitir que iba con ciertas reticencias ante este concierto, pues ya conocía esta faceta de la arpista y tiorbista francesa -que se acrecentaron al observar la presencia de un psalterio en el conjunto instrumental, aunque finalmente no se contase con su concurso-, pero finalmente se contuvo, supongo que ese carácter sacro y más formal de estas piezas la echarían para atrás, y no se le fue la mano en exceso, aunque sí hubo toques de su hacer habitual que, para un servidor, desvirtuaron un tanto las bellas páginas del cremonés.

El apartado vocal rindió a un altísimo nivel.
La participación de Nuria Rial fue algo más que testimonial, pero pese a todo, nos volvió a demostrar que es una excelente cantante y que controla infinitamente el repertorio del seicento.
Raquel Andueza estuvo realmente inconmensurable. Otra auténtica especialista en la música italiana del XVII y a la que su continua formación polifónica ayudó muchísimo en los pasajes a tutti, a la hora de encarar las piezas on el carácter que merecen.
Muy bien también la inglesa Miriam Allan, con un timbre precioso y gran elegancia en su línea de canto.
Una grata sorpresa fue la de la mezzo Luciana Mancini, a la que no conocía. De timbre carnoso, supo hacerse un hueco y estuvo muy presente en la sonoridad del conjunto -lo que no siempre es fácil para la línea de alto-. Pascal Bertin pasó desapercibido, tanto por su breve concuro en el concierto, como por su más que discreta actuación.
Los tenores rindieron a un excelente nivel -globalmente y junto a las sopranos, la mejor cuerda-. Merecen especial mención Emiliano Gonzalez-Toro, realmente extraordinario en el Nigra sum sed formosa y el ya veterano y mítico Jan Van Elsacker, muy solvente y dramático en el Audi coelum. Los otros dos tenores, Markus Brutscher y Fernando Guimaraes, estuvieron bastante bien, pero a un nivel inferior que los dos anteriores. Cabe destacar la fluidez de los agudos del primero de ellos, aunque no destacasen por su delicadeza. En general, los tenores resultaron excesivamente rudos en ciertos pasajes a tutti, mostrando muy poca delicadeza y elegancia.
Los bajos también rindieron a gran nivel.
El barítono Fulvio Bettini, estuvo muy discreto y poco participativo -no es una voz que acabe de gustarme para estos repertorios-. Algo mejor, pero tampoco brillante, resultó la participación de Hubert Claessens. Quien, sin embargo, si bordó su presencia, fue el bajo portugués Joao Fernandes, que estuve sensacional, sobre todo en los graves.
En general un nivel más que bueno en las voces, sobre todo en las participaciones solísiticas más que en los pasajes más corales, donde se nota la presencia de cantantes solistas cantando en un conjunto y esto no siempre funciona.

El apartado instrumental también rindió a un nivel realmente elevado.
El continuo estuvo realmente brillante. Muy bien Pluhar -sentada de espaldas al público- y Daniel Zapico en las tiorbas -excelente el joven asturiano-, así como Christine Plubeau en la gamba. Los dos órganos positivos, a pesar de ser un número más elevado de lo normal, no se mostraron excesivamente presentes en la sonoridad global -incluso se les echó de menos en ciertos momentos-.
La parte de viento estuvo realmente bien representada. Doron Sherwin siempre es una garantía en el cornetto, a pesar de su galopante imaginación improvisatoria, y el resto de instrumentistas estuvo más que notable; recordemos que ahí hay figuras de la talla de Gebhard David.
Para terminar, la parte alta recayó en las manos de Mira Glodeanu y Veronika Skuplik, dos de las grandes figuras del violín barroco de nuestros días. Realmente estuvieron muy solventes, y salvo algún que otro pequeño problema de afinación en cierto momentos, su actuación fue muy notable. Se nota la gran complicidad que existe entre ellas.

En resumen, una buena interpretación, muy personal en lo que al concepto de la obra se refiere, muy buena en lo solísitico y no tanto en lo grupal y que en definitiva no pasará a los anales del tiempo como una visión magistral de una obra, esta vez sí, más que maestra. Esperaremos al registro, pero temo que aún puede empeorar en relación a este concierto. Veremos...



Claudio Monteverdi (1567-1643): Dixit Dominus
Álbum: Vespro della Beata Vergine
La Chapelle Royale, Collegium Vocale gent & Les Saqueboutiers de Tolouse - Philippe Herrewege
Harmonia Mundi 1987



Claudio Monteverdi (1567-1643): Pulchra es
Álbum: Vespro della Beata Vergine
La Chapelle Royale, Collegium Vocale gent & Les Saqueboutiers de Tolouse - Philippe Herrewege
Harmonia Mundi 1987

jueves, 10 de junio de 2010

Entrevista a una fonoteca


Hace algunos días, mi estimado y admirado Pablo, creador del blog La Lira de Orfeo, un extraordinario blog dedicado a sus pasiones musicales -que os recomiendo sin reservas-, me propuso un interesante proyecto para una entrada de su "lira", un proyecto que me pilló un tanto de sorpresa y me halagó realmente. Se trataba de realizarme una entrevista -¡sí, a mí!- en la que preguntarme sobre algunas cuestiones básicas de mi musicoteca y algunas más concretas, enfocadas a mi actividad musical más directa, como es el canto y en concreto el canto coral en dicha discoteca.
Esta entrevista forma parte de una serie, bajo el título de Mi discoteca personal, que mi amigo chileno está realizando a diversos personajes que él considera de interés dentro del mundo musical y cultural -lo que me hace preguntarme qué diantres hago yo ahí- y que haya ha llevado a cabo con el crítico musical Pablo J. Vayón y a la escritora e intelectual Ana de la Robla.

Pues bien, para aquellos que deseen conocer un poco más acerca de mi musicoteca y algunas opiniones acerca de la música coral del Renacimiento, barroco y el siglo XX y XXI, aquí os dejo el enlace a Mi discoteca personal: Mario Guada G.

Termino agradeciendo a Pablo su interés en mi persona, pues me siento muy honrado y ha sido un enorme placer responder a su cuestionario, el cual me ha traído de cabeza en algunas de sus preguntas. Espero que os guste.

jueves, 20 de mayo de 2010

Belleza a raudales


Fecha: 17 de abril de 2010.
Lugar: Centro Cultural Miguel Delibes, Valladolid.
Contexto: Concierto número cuatro, dentro del Ciclo de Ópera y Grandes Voces del CCMD.
Programa: Sacrificium: La scuola dei castrati. Piezas de Nicola Porpora, Riccardo Broschi, Francesco Maria Veracini, Leonardo Vinci, Leonardo Leo, Francesco Araia, Carl Heinrich Graun, Alessandro Scarlatti, Antonio Caldara, y George Frideric Handel.
Intérpretes: Cecilia Bartoli & La Scintilla. Ada Pesch, concertino.


Belleza, emoción, maravilla, irrepetible, llanto, felicidad... Estos eran algunos de los apelativos que podían escucharse en el patio de butacas de la gigante sala sinfónica del CCMD vallisoletano, en el descanso y final del concierto que la inigualable mezzo romana, Cecilia Bartoli, tuve a bien interpretar dentro de su gira española, en la que presentaba su último registro discográfico -para el sello Decca-, dedicado a la figura de los cantores castrados en la Italia Barroca.
Es bien conocida, por todos los apasionados seguidores de la música barroca, la excelsa calidad de esta cantante, pero poder verla en directo siempre supone una experiencia especial e irrepetible, por todo lo que su figura despide.
Sobra decir que las casi 1800 plazas de la sala sinfónica -una de las más grandes de Europa, por cierto- estaban absolutamente repletas de público, un público de esos totalmente entragado a la "diva", respetuoso -salvo los "cenutrios" de siempre-, emocionado y deseoso de que el espectáculo no cesase por nada.

El programa -que adjunto en imágenes- fue realmente generoso y muy bello, seleccionando la totalidad de piezas aparecidas en el disco y alguna que otra más de lucimiento, a lo que sumar, también, fragmentos instrumentales intercalados entre las piezas vocales.
Para cualquiera que haya escuchado el disco, no es necesario señalar que en él hay de todo: desde arias meramente virtuosísticas, en las que Bartoli muestra todo su potencial técnico, hasta otras arias realmente expresivas, donde los tempi lentos son los elegidos, arias en las que poder mostar que no todo son fuegos de artificio en el canto de la mezzo. Destacar algunas de las piezas resulta realmente complejo, pero he de admitir que me quedé realmente sorprendido con la indescriptible belleza de algunas de las arias no aparecidas en el disco, como la de Graun, que destaca por la tersura de las cuerdas que se balancean en las partes más graves del pentagrama, y Chi non sente al mio dolore, de Broschi, un aria realmente emocionante, que nos muestra la más cruda agonía de un ser que lo ha perdido todo. Otro momento absolutamente magistral fue cuando nos ofreció, de segunda propina, el famoso Lascia la spina, cogli la rosa, de Handel. Posiblemente se trate de la mejor versión que haya escuchado nunca, con una dulzura y delicadeza pasmosas y un acompañamiento instrumental digno del nivel vocal exhibido. Además, el impresionante da capo, en el que no realizó ornamentación alguna, sino que lo hizo en pp, terminó de dejarme helado. Algo mágico.

Bartoli se mostró segura en todo momento, sonriente, feliz, expresiva, emocionada -no deja de sorprender la facilidad que tiene para interiorizar los papales que interpreta-, vibrante, etc. La línea de canto de la romana ya no supone un secreto para nadie. No es una voz grande, bien cierto es, pero no dejar de ser curioso y reivindicativo que la que es, posiblemente, la voz que se está "comiendo" buena parte el panorama musical hoy día, sea una de esas que algunos llaman "pequeñas". Puede que no tenga una proyección bestial -aunque no es cierto eso que algunos comentan de que a partir de la fila 10 se la deja de oir-, pero lo que hace esta dama no está al alcance de prácticamente nadie más que ella misma. Su facilidad para la coloratura, su increíble fiato, su expresividad vocal, sus apabullantes "pianos", sus tenuti fuera de lo común, su elegancia en el fraseo, la sorprendente precisión de sus staccati, la tremenda exigencia en cada nota que canta, esa solvencia técnica que la permite coger una nota en piano, aumentarla una octava y mantenerla ahí, con un sonido nítido pero casi inapreciable, y hacer con ella lo que quiere, manteniéndote en vilo; en fin, una pasmosa superioridad vocal, que no hace sino convertirla en la cantante mejor dotada técnicamente que yo haya escuchado. Pero no es sólo eso, pues uno puede pensar "vale, es muy buena, pero ¿consigue emocionar o es sólo una máquina de soltar notas a una velocidad vertiginosa?" Pues bien, no es que sólo sea capaz de interpretar, con la misma solvencia, arias de bravura de las más endiablada complicación, sino que también es capaz de regalarse momentos realmente mágicos, interpretando arias lentas, esas de hondura y calado expresivo, esas que hacen que te quedes pegado al asiento, pero además te desborda el verla meterse en el papel, sufrir los avatares del protagonista y terminar con los ojos vidriosos y necesitando tiempo para asimilar lo que acaba de expresar. Eso, queridos lectores/as, no está al alcance de casi nadie. Por todo ello, me parece una cantante superlativa, única, irrepetible y nacida para hacer lo que hace.
El acompañamiento orquestal corrió a cargo de la orquesta barroca suiza La Scintilla, una de esas formaciones de cámara que se extraen de otras orquestas convencionales -la de la Opernhaus de Zurich, en este caso- y que actúan sin un director fijo. En este caso, la mano maestra recayó sobre la violinista barroca estadounidense Ada Pesch, conocida figura del panorama internacional y perfecta conocedora del instrumento orquestal que tenía entre manos.
Empezaron algo fríos, intentando aclimatarse a la sala y las condiciones vocales de Bartoli, pero rápidamente comenzaron a ordenarse, y tras unos pequeños problemas de afinación con los violines barrocos segundos y algún que otro desajuste rítmico, La Scintilla empezó a mostrar porqué fueron elegidos para acompañar a la mezzo durante varios conciertos europeos. Los suizos no son Il Giardino Armonico, es decir, no cabe esperar desatados ritmos, ni vigorosas interpretaciones en las arias de bravura. La Scintilla es un conjunto más comedido en su manera de afrontar la agógica y dinámica de las piezas, sin embargo, se mostraron bastante enérgicos, bravos en las arias rápidas y realmente muy líricos en las lentas -donde obtuvieron sus mejores resultados- . Supieron en todo momento graduar su sonoridad y arropar en justa medida a Bartoli -quizá en exceso en ciertas ocasiones, donde apenas se les escuchaba-. Asumieron un papel secundario en las arias, mientras que exhibieron todas sus armas en las piezas puramente instrumentales. Cabe destacar su excelente interpretación en la Sinfonia de Scarlatti y la obertura de Porpora.
El nivel de los solistas, sobre todo los vientos, rozó la excelencia en muchos momentos. Mención especial merecen las flautas de pico y traversos barrocos, así como las trompas barrocas.
El sonido de las cuerdas resultó muy terso, elegante y refinado y el continuo muy apropiado y discreto en su justa medida -en ocasiones excesivamente discreto en el clave-.
Ada Pesch rindió a un gran nivel y consiguió llevar a sus compañeros por donde quiso, lo cual no deja de tener su mérito.

En definitiva, un espectáculo absolutamente memorable. Y lo fue porque no todos los días uno es capaz de sobrecogerse de esa manera en un acontecimiento musical. Bartoli tiene la magnífica cualidad de conseguir emocionar y abocar al llanto al público a su voluntad, lo cual también está al alcance de muy pocos. Conseguir que muchos nos quedemos con la Bartoli expresiva y emocionante de las arias lentas, en vez de la celebérrima Bartoli de la bravura, la más "comercial", si se quiere, no deja de decir mucho a su favor.
Un concierto inolvidable, muy visual, pero sobre todo cercano y bello, sublime por encima de todo. No quiero terminar sin rendirle el homenaje que se merece a tan increíble música. Estas obras, a pesar de su claro enfoque virtuosístico, no están, para nada, exentas de una superlativa calidad estructural y compositiva, además de contener en sus pentagramas momentos realmente tan bellos como puedan contener algunas de las páginas más recordadas de la historia.

Para terminar, me gustaría hacer referencia a la increíble calidad humana de Cecilia, sólo comparable a su calidad como cantante. Tras dos horas y media de concierto tuvo la amabilidad de salir a saludar a los múltiples seguidores que allí se encontraban esperándola. Regaló una hora y media de su tiempo a la gente, firmando autógrafos, haciéndose fotos y hablando largo y tendido con cada una de las personas allí congregadas, en un acto de simpatía como casi nunca he presenciado. Estuvo tan cercana, amable y adorable, que realmente uno se termina de dar cuenta de lo necesarias que son más personas como esta, que son capaces de emocionarte hasta el extremo y luego enjugarte las lágrimas que te ha provocado.



Francesco Araia (1709-1770): Aria Cadrò, ma qual si mira, de la ópera Berenice
Álbum: Sacrificium
Cecilia Bartoli & Il Giardino Armonico - Giovanni Antonini
Decca Classics 2010.


Antonio Caldara (1670-1736): Aria Quel buon pastor son io, de La morte d'Abel figura di quella del nostro Redentore
Álbum: Sacrificium
Cecilia Bartoli & Il Giardino Armonico - Giovanni Antonini
Decca Classics 2010.