viernes, 18 de abril de 2014

Bienvenido... [crítica, para Codalario, del disco dedicado a música de Platti en Brilliant Classics]

Bienvenido, Platti 
Precioso disco dedicado a música para cello y cuerdas del compositor italiano, que registra algunas primeras grabaciones mundiales.

 Cello Concertos. Obras de Giovanni Benedetto Platti. Stefano Veggetti Ensemble Cordia. Brilliant Classics, 1 CD [94722], 2013. T.T.: 63:23.


  No son muchos los discos que se dedican de manera monográfica a la figura de Giovanni Benedetto Platti [1692/1697-1763], por lo que el lanzamiento de este registro es ya, «per se», un acontecimiento considerable del que alegrarse. La vida de Platti es en algunos puntos una verdadera incógnita. No se conocen con exactitud ni su fecha de nacimiento ni la ciudad de su alumbramiento. En su acta de defunción se dice que tenía 64 años, lo que indicaría como fecha de nacimiento 1698. No obstante, la información sugerida en una carta de Domenico Palafuti a Giovanni Battista Martini parece aproximar la fecha al 9 de julio de 1967. Sin embargo, Michael Talbot –el gran musicólogo «vivaldiano» y veneciano– encontró un documento que menciona a Platti como miembro de los «Arte dei suonadori» ya en 1711, por lo que plantea la posibilidad de que no hubiera nacido más tarde 1692. Poco sabemos de él antes de 1722, salvo que pudo permanecer en Venezia en ese tiempo, pudiendo ser alguno de sus maestros Francesco Gasparini, Tomasso Albinoni, Antonio Vivaldi, Antonio Lotti o los hermanos Marcello. Su padre, Carlo Platti, intérprete de violetta en la orquesta de la Basilica di San Marco, fue con total seguridad su primer maestro.

  Ya en 1722 se le sitúa en Würzburg, a donde viaja con un conjunto de músicos bajo la dirección de Fortunato Chelleri. Una vez allí entró a formar parte del servicio del Príncipe-Arzobispo de Bamberg-Würzburg, Johann Philipp Franz von Schönborn, casándose un año después con la soprano Maria Theresia Lambrucker, con la que tuve ocho hijos. El enorme talento musical de Platti queda bien patente en su estancia en esta corte, pues en ella desarrolló labor como cantante, chelista, oboísta, flautista y clavecinista, pero también compositor e incluso actor. Es precisamente aquí, concretamente en la «Musikaliensammlung der Grafen von Schönborn-Wiesentheid» –esto es, Colección de Música de los Condes von Schönborn-Wiesentheid– donde podemos encontrar la mayoría de las piezas de su catálogo, algunas de las cuáles son fuente única para su estudio, por no encontrarse copia en otro lugar, al menos por lo que se conoce hoy día. Se conservan aquí unas sesenta piezas de Platti, de las cuales la mayoría tienen al cello como instrumento –el instrumento de von Schönborn: destacan sus dos volúmenes de Sonate a Violoncello solo, así como sus 28 Concerti con Violoncello obligato. De estos 28 Concerti se graban aquí tres, los D-WD 650, 654 y 657, siendo el segundo de ellos una primera grabación mundial. Escritos para las dos partes de violines y el bajo continuo habitual, llevan añadida una parte para viola. Están construidos a la manera habitual del concierto barroco: dos movimientos extremos de «tempo» rápido y carácter enérgico,  los cuales enmarcan un movimiento central, repleto de un lirismo y una calma elocuentes, además de una armonía tremendamente expresiva –marca de la casa en la escritura de Platti. En sus concerti Platti nos muestra su faceta más cercana al preclasicismo –para algunos pasa por encima del llamado «Style Galant»–, aunque el color barroco sigue siendo el preponderante. Se observa aquí un excepcional sentido de la estructura, ligado a una forma interna repleta de elegancia. Estos conciertos para cello son considerados por algunos estudiosos como una de las cumbres del género, equiparables en su momento a los escritos algo más tarde por Luigi Boccherini. La música es, en efecto, de una calidad más que notable, además de una belleza arrebatadora. El contraste entre el ímpetu de los movimientos primero y tercero –la energía es fabulosa– y el delicado y tierno diálogo entre el solista y la orquesta del segundo movimiento es de una maestría importante. 

  El disco se completa con dos piezas, estas también primeras grabaciones mundiales, en la que encontramos un Platti bien distinto. Aquí encontramos una escritura de Concerto Grosso, por lo tanto similar a ese lenguaje que podemos encontrar en los grandes desarrolladores del género, especialmente Arcangelo Corelli [1653-1713], sobre todo si tenemos en cuenta que Platti toma aquí como base el Op. V del de Fusignano para construir sus obras. Concretamente se graban aquí sus Concerti Grossi en Re mayor D-WD 538, sobre la sonata I, y en Do mayor, sobre la sonata III. El contacto de Platti con la música de Corelli puede deberse a múltiples vías: simplemente a través de la instrucción recibida de algunos de sus maestros –la influencia de este era muy importante en toda Italia–, pero también a través del conocimiento que de la misma tenían sus patrones, los hermanos von Schönborn, quien en su estancia en Roma conoció al parecer bien la obra de Corelli. Este tipo de arreglos basados en composiciones previas del maestro de Fusignano no es un caso excepcional en la historia, pues otro italiano, Francesco Geminiani, publicó en 1726, en Amsterdam, una colección de Concerti Grossi precisamente también sobre este Op. V «corelliano», que alcanzó mucha más fama que la del bueno de Platti. Se basan en un manuscrito de la partitura para la interpretación de estas obras, en el que aparecen cinco líneas: tres para los violines, una para la viola y otro para el bajo. Las diferentes partes no se marcan, por lo que se debe asumir que dos son para los violines «concertino», y las otras dos para los violines «di ripieno». Por lo tanto, la línea del violín original de Corelli se comparte aquí entre los dos violines solistas, quedando la parte del bajo sin alterar. Para la parte del «concertino» Platti emplea una escritura de dos violines y violoncello –no podía ser de otra manera en su caso–, destacando los momentos en los que el cello debe realizar parte solista y en cuales su función es «di ripieno» en el continuo.

  Las interpretaciones corren a cargo de Stefano Veggetti, quien consigue extraer su extraordinario cello Nicola Gagliano [Napoli, 1737] una hermosísima sonoridad, explorando en él todas las posibilidades de los diversos registros a los que Platti expone al instrumento con su escritura. Es un intérprete bien dotado en lo técnico, destacando especialmente su capacidad para expresar por medio de un fraseo bien definido y mostrando gran maestría en el manejo del color –los movimientos lentos son extraordinarios.

  Acompañan a Veggetti el Ensemble Corda, conjunto italiano fundado por él mismo para desarrollar su labor de interpretación en el repertorio barroco y clasicista sobre todo italiano. Es un conjunto realmente muy bien trabajado. Se nota la pasión común, y la sinergia que se produce en este registro es digna de alabanza. Extraordinaria simbiosis de todos los intérpretes. La sonoridad de las cuerdas en límpida, tersa, con un empaste prácticamente perfecto y un balance entre líneas muy conseguido. Contando con la participación de seis violines barrocos, dos violas barrocas, tres cellos barrocos, u violone, clave, órgano y tiorba, la sonoridad grupal no se resiente en ningún momento, sino que es siempre contundente, bien armada. Excelente la labor de los continuistas, especialmente en los Concerti Grossi. Cabe destacar especialmente el fantástico trabajo desarrollado por Andrea Rognoni e Isabella Bison a los violines barrocos y por Franziska Romaner al cello barroco, en el «concertino» de los Concerti Grossi, logrando una calidad interpretativa elevada, a la altura de la música y el resto del conjunto.

  Fantástico disco, que hará las delicias de cualquier apasionado del barroco, y que para aquellos que no conozcan previamente la música de Platti, les supondrá una auténtica sorpresa, porque estamos, repito, ante música de una calidad más que notable. Como siempre, Brilliant Classics continúa por el camino de la excelencia y la competitividad económica. No dejen de comprarlo, porque música e interpretación así lo merecen.
 

Publicado en Codalario el 21-III-2014.

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