miércoles, 27 de mayo de 2015

«La vihuela...» | Crítica para Doce Notas del último disco de John Grifftihs dedicado a los vihuelistas hispánicos

La vihuela australiana
Desde la Antípodas se nos presenta un fantástico recital centrado especialmente en dos de los grandes representantes del instrumento hispánico, que vuelve a demostrar que estamos ante un repertorio único y valorado por muchos fuera de nuestras fronteras.

Intimate vihuela. Obras de Enríquez de Valderrábano, Miguel de Fuenllana, Alonso Mudarra, Luis de Narváez y Esteban Daça. John Griffiths. Contrastes Records, 1 CD [CR 2201405], 2014. T.T: 56:31.


   Si hay una época a la que la historia de la música española le deba realmente mucho más de lo que los estudiosos han querido/podido ver a lo largo de los años, esa es la del Renacimiento. No solo porque de ella provenga probablemente el que es el mejor compositor español de todos los tiempos, Tomás Luis de Victoria, sino porque en lo vocal la España del XV y especialmente del XVI legó a la humanidad algunas de la páginas más sublimes, escritas por algunos de los maestros que pasarán a la historia como genios de la creación universal. Pero es que, además, en la España del XVI se desarrolló de manera increíble un instrumento único, que tuvo un desarrollo tan fascinante como fugaz, pero que ha supuesto uno de los casos más singulares en la historia de la música en Occidente. Y es así porque la vihuela, este maravilloso instrumento de cuerda pulsada, de evidente parecido con la guitarra española y de sonoridad absolutamente delicada, elegante y evocadora, es un instrumento nacido en España y que podemos decir se practicó casi exclusivamente en este país durante cuarenta años, los que van desde que se publica el primer libro dedicado al instrumento, Libro de música de vihuela de mano intitulado El Maestro, de Luys de Milán [Valencia, 1536], hasta el último de ellos, Libro de música de cifras para vihuela, intitulado El Parnaso, de Esteban Daça [Valladolid, 1576], aunque actualmente sabemos que parece que la primera tablatura para vihuela data de 1514, concretamente por una obra para vihuela sin finalizar que se encontró dentro del Epistolarum familiarum de Lucius Marineus Siculus, y que a finales del XVI todavía se encuentran algunos ejemplos en Ramillete de flores o colección de varias cosas curiosas [1593].

   Sin embargo, puede decirse que el grueso de los libros de piezas para vihuela se cifra en siete, que, contando con los dos ya mencionados de Milán y Daça, son los siguientes: Los seys libros del Delphin de musica de cifras para tañer vihuela | Luis de Narváez [Valladolid, 1538]; Tres libros de música en cifra para vihuela | Alonso Mudarra [Sevilla, 1546]; Libro de música de vihuela intitulado Silva de Sirenas | Enríquez de Valderrábano [Valladolid, 1547]; Libro de música de vihuela | Diego Pisador [Salamanca, 1552]; Libro de música para vihuela, intitulado Orphénica Lyra | Miguel de Fuenllana [Sevilla, 1554].

   En el presente recital se nos presentan piezas sobre todo de los libros de Enríquez de Valderrábano [c. 1500-c. 1557] y Miguel de Fuenllana [c. 1500-1579], que aunque de calidad superlativa, han permanecido en cierta forma a la sombra de los libros de Milán, Mudarra o Pisador. Un total de 18 piezas, de las cuales 7 pertenecen a Valderrábano y 6 a Fuenllana, quedando las cinco restantes para Luys de Narváez [c. 1500-c. 1550/60] [2], Alonso de Mudarra [c. 1510-1580] [1], Esteban Daça [c. 1537-1591/96] [1] y un anónimo. Hay aquí arreglos de chansons francesas sobre Josquin y canciones hispánicas, de villancicos sobre Flecha, de secciones de misas polifónicas sobre Josquin, pero sobre todo composiciones originales, como fantasías [7], variaciones sobre temas populares [3] y tres sonetos de Valderrábano piezas sin nombre, a las que se denominaba sonetos.

   El encargado de acercarnos este «ramillete» de extraordinarias obras es John Griffiths, intérprete y musicólogo australiano, al que el siglo de Oro español y especialmente el repertorio para vihuela le han obsesionado desde hace años, de tal forma que ha sido uno de los que más estudios han realizado sobre el instrumento, sus autores y las obras, además, como podemos comprobar en el presente registro, de ser un fantástico intérprete de las mismas. Es curioso el caso de los australianos, un país tan absolutamente alejado y con personas a priori tan distantes de la cultura hispánica, que sin embargo se han convertido en potentes embajadores de la música del XVI español. Me refiero al propio Griffiths para la música instrumental y a Michael Noone quien hace lo propio con la producción vocal sacra. Es obvio que la música española del Renacimiento tiene una calidad superlativa y algo muy especial que hace a personas acercarse desde miles de kilómetros para su estudio e interpretación.

   Griffiths se acerca a estas obras de la única manera que parece posible hacerlo: la calidad interpretativa, por supuesto, la técnica solvente que no emborrone lo exquisito de las líneas, pero especialmente el carácter y la expresividad, sabiendo aportar la calma y la delicadeza que subyacen en este repertorio, y especialmente esa capacidad expresiva, ese poder tan sugerente y la hondura que hay realmente detrás de cada pieza. Como bien se señala en las notas críticas del disco redactadas por él mismo, la música para vihuela puede resultar a veces realmente asequible al oído, siendo posible distinguir y seguir cada una de las líneas, pero también puede ser tremendamente compleja, con una densidad textural y una concepción contrapuntística verdaderamente intrincada que hacen que su audición se torne más exigente. Lo que sí es seguro, en cualquiera de los casos, es que al escuchar una vihuela, así como la música que se compuso para ella en la España del XVI, uno siente un enorme placer, una inmensa paz interior. Resulta una música tremendamente introspectiva, que invita a la reflexión, al disfrute intelectual, y eso supone siempre un ejercicio tan necesario como habitualmente ignorado. Cabe destacar el precioso sonido de la vihuela en La tañida por Griffiths, construida por Ian Watchorn en 2012 sobre modelo de Belchior Dias.

   Un fantástico registro con el que Contrastes Records reciente discográfica, con sede en London, pero relación estrecha con Sevilla– anota una primera referencia dedicada a la vihuela y a los repertorios pretéritos en su curioso e interesante catálogo, dedicado en exclusiva a la cuerda pulsada especialmente la guitarra. El disco cuenta con una límpida y fabulosa toma de sonido llevada a cabo por Thomas Grubb y Mano Music y una presentación muy interesante, sencilla, casi minimalista, concebida para la ocasión por Morpheus Communications Inc. Sin duda la música de nuestros vihuelistas merece esto y muchísimo más. Los hay que seguimos esperando con ansia desmedida una integral de los siete libros de vihuela publicados en el XVI. Griffiths sería una buena opción para llevarla a cabo, sin duda, aunque también tenemos en España grandes intérpretes capaces de ello. No son tiempos que ayuden a tal empresa, pero seguiremos soñando.

 Publicado en Doce Notas el 20-II-2015.

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