Para el tercero de los conciertos, el Festival Internacional "Pórtico de Zamora" nos depara nada menos que un nuevo homenaje al mayor de la genios que la historia de la música española nos ha legado, y cuyos fastos todavían se celebran a pesar de que ya no estamos en ese "Año Victoria". Un programa compuesto con el eje central en la Missa Salve regina a 8, que está compuesta sobre su antífona homónima de 1572. Victoria nos depara en esta misa una plantilla compuesta por dos coros: el primero de ellos con dos cantvs, altvs y bassvs, y el segundo con un coro a cuatro al uso -cantvs, altvs, tenor y bassvs-. Otra de las grandes novedades de esta misa es la indicación "con órgano" que Victoria añade para interpretarse junto a las ocho partes vocales. Completan el programa otra serie de piezas "menores" del abulense, algunas auténticas joyas, como el Salve regina a 8, la antífona Sancta Maria sucurre miseris a 4 o el impresionante y breve motete Gaude Maria virgo a 5. Pero mostrando esa sensibilidad por lo novedoso, el programa se termina de completar con un par de obras de dos compositores prácticamente desconocidos: Rodrigo Ordóñez (c.1530-c.1591) y Andrés de Villalar (c.1530-c.1593), estrictos coetáneos que estuvieron activos en la Catedral de Zamora, y de los que se interpretan sendas antífonas a 4: Asperges me y Regina coeli laetare -que supunen estrenos absolutos en tiempos modernos-.
Para la interpretación de tan jugoso programa no se ha acudido a los tradicionales conjuntos británicos, belgas u holandeses, sino que para ello se ha contado con la participación de un conjunto español, aunque entre sus filas haya un buen número de intérpretes extranjeros. Ese conjunto no es otro que La Grande Chapelle, que dirige actualmente Albert Recasens, quien se hizo cargo de la misma desde la desaparición de su padre, fundador de esta, Ángel Recasens.
¿Y qué mejor que el propio intérprete para desgranar los diversos aspectos del programa que el propio director del conjunto? Eso debe ser lo que pensó la organización del "Pórtico" al encargar estas vídeo-notas al propio Albert Recasens. A lo largo de casi diecisiete minutos, el director va realizando toda una semblanza histórica y contextual de la Europa que albergaba el hacer del maestro Victoria. Un lenguaje asequible y cercano y una seguridad y poder de oratoria excelentes son las grandes bondades de estas vídeo-notas. Albert, al que tengo el gusto de conocer personalmente, es un músico que vive y disfruta lo que hace -además de una gran persona-, y eso se nota en sus palabras en este vídeo.
Un concierto que será todo disfrute, pues música de esa altura no es, desgraciadamente, de común puesta en las programaciones de auditorios, ciclos t festivales en nuestro país. Un homenaje que, como siempre, Victoria bien merece.