miércoles, 22 de octubre de 2014

«La viola da gamba...» | Crítica para Doce Notas del primer disco de Lixsania Fernández y Recondita Armonia

La viola da gamba holandesa
La violagambista cubana nos trae una de las colecciones más exquisitas de cuantas se escribieran en la Europa del XVII para el instrumento, en unas lecturas repletas de energía y lirismo.

Tyd en Konst-Oeffeningen, Op 2. Música de Johannes Schenck. Lixsania Fernández | Recondita Armonia Ensemble. Brilliant Classics, 1 CD [94635], 2014. T.T.: 63:09.


  Es bien cierto que la viola da gamba, al menos como instrumento solista, suele asociarse de manera automática con la Francia del XVII y XVIII. Sin embargo, en la Europa del XVII se produjo un importante desarrollo del instrumento con papel protagonista, gracias especialmente a algunas figuras que a lo largo y ancho del continente ayudaron a que este instrumento se desarrollara en forma y fondo.  Uno de los casos más destacados es el del holandés Johannes Schenck [1660-d. 1710], de quien se guarda uno de los retratos con el instrumento que tañía y para el que componía más célebres de la historia, junto al de Marin Marais. Aunque de familia alemana, Schenck nació en Amsterdam, ciudad en la que desarrolló gran parte su carrera. De hecho, fue gracias a algunos ciudadanos adinerados residentes en la capital holandesa que Schenck pudo editar sus colecciones de piezas en ediciones de una gran calidad. Su manera de tocar era ensalzada por todos, hasta el punto de que incluso se le llegó a mencionar en algunos poemas de la época como la persona que tañía con mayor destreza y delicadeza el instrumento. Parece que permaneció en su ciudad natal al menos circa 1696, cuando obtiene un puesto en la corte de Johann Wilhelm II –que gustaba de tocar la viola da gamba– en Düsseldorf. Se mantuvo aquí hasta que en 1710 que obtuvo el nombramiento de consejero de cámara. Se cree que estuvo presente en la coronación del Emperador Karl VI en Frankfurt al año siguiente, pero a partir de este momento se le pierde totalmente la pista, hasta el punto de que no sabemos ni la fecha exacta ni el lugar de su fallecimiento. 

  La obra de Schenck se estructura en torno a diez opus, los Op. I, IV y V dedicados a la música vocal, en los que la viola da gamba también adquiere una presencia notable, mientras que el resto, Op. II, III, VI, VII, VIII, IX y X lo están únicamente a la instrumental. Su corpus instrumental, dedicado en su mayor para la viola da gamba como instrumento solista –incluso a dúo, como encontramos en su Op. VIII, intitulado Le nymphe di Rheno– es uno de los más importantes de cuantos se compusieran en la Europa de los siglos XVII y XVIII. Es interesante comprobar como en él se reflejan fielmente los cambios estilísticos de importancia que se produjeron en el norte de Europa en aquel momento, aunque esto quizá no haya resultado muy positivo para el Schenck compositor en la posteridad. Su Op. II, Tyd en Konst-Oeffeningen, publicado en Amsterdam en 1688, contiene un total de 15 sonatas en varios movimientos de danza, a la manera de suites. A pesar de ser su primera colección instrumental, así como para la viola da gamba solista, se encuentra en ella un virtuosismo realmente considerable y una exigencia técnica elevada. Para unos –Ubail Zamora, autor de las notas críticas del disco– sigue aquí el estilo italiano que conducirá a una nueva y más virtuosa dimensión de la escritura para la viola da gamba, especialmente gracias a su expansión en el registro del instrumento. Para otros –Pieter Dirksen–, el virtuosismo de estas piezas parece reflejar la influencia del lenguaje desarrollado por los ingleses William Young y Henry Butler, además del de la escuela violinística alemana de Heinrich Ignaz Franz von Biber y Johann Jakob Walther, e incluso el de la escritura polifónica para cuerda del belga Carolus Hacquart y el alemán David Petersen. En mi opinión, aunque no desarrolla aquí una influencia francesa tan marcada como en su colección Scherzi Musicali, Op. VI [Amsterdam, 1698], sí podemos observar algunos ejemplos cercanos a los del lenguaje galo para el instrumento, especialmente en los movimientos lentos. Con este total de influencias, la música de Schenck se convierte en una de las más idiomáticamente personales de cuantas se hayan escrito para el instrumento. 

  La versión parcial aquí ofrecida –únicamente se han registrado seis de las quince sonatas, las números 1, 5, 9, 11, 12 y 15–, que nos ofrece la gambista cubana –aunque formada posteriormente en España– Lixsania Fernández resulta absolutamente convincente a la hora de plasmar todas estas influencias en el lenguaje del autor. Las maneras de Lixsania son dulces y delicadas, más dotada en mi opinión para plasmar el lirismo de los movimientos lentos que para el exigente virtuosismo técnico de los pasajes más rápidos e intrincados. Pasa, no obstante, con una excelente nota por los escollos y las idas y venidas que por el diapasón platea el compositor holandés. La complejidad de la escritura en cuanto a los registros es realmente elevada, necesitando del intérprete una destreza y un dominio del registro agudo más que notables. Es cierto que con algunos problemas más en el registro agudo, las agilidades no suponen en ningún momento un obstáculo insalvable en la presente grabación. 

 Se acompaña de los instrumentistas que componen Recondita Armonia Ensemble –fundado y liderado por ella misma–, quienes saben aportar el color y carácter adecuados para cada una de las piezas. Así, tanto Maria Alejandra Saturno al cello barroco, como Estaban Mazer al clave y el gran Eduardo Egüez a la tiorba, aportan cada uno el mejor de sus saberes para componer un todo armonioso y elegante. Destaca especialmente la labor de Egüez, siempre tan adusto y delicado, sabiendo poner el punto justo a cada pasaje, aportando en muchos momentos tanto como el instrumento solista en cuanto a la expresión de las emociones.

  Sin duda, estamos ante una grabación muy notable, que se merece una segunda parte en la que registrar las nueve sonatas restantes, pues supondría –que sepamos– la primera grabación completa de la que es, sin duda, una de las colecciones más interesantes para la viola da gamba fuera de Francia. Bravo por Brilliant, que sigue sorprendiendo y acertando con cada novedad, realizando aquí una feliz conjunción entre compositor e intérpretes, en un camino que está, en este caso, dirigido a descubrir un poco más a ambos, lo cual siempre es de celebrar. Lo esperamos, pues. 

Publicado en Doce Notas el 10-IX-2014.

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