Salvatore Accardo protagoniza un ambiguo documental sobre los
violines cremoneses de la época dorada. Se trata de un documental de
interés, sin duda, pero también un trabajo ante el que un ávido
espectador puede quedar bastante decepcionado.
The Violins of Cremona. A Tour with Salvatore Accardo. Dynamic [33742], 2012. TT. 52'50.
Stradivari, Amati, Guarnieri, Bergonzi... Si citamos estos nombres, prácticamente la totalidad de los lectores podrían contestar a qué nos estamos refiriendo. En efecto, se trata de los grandes luthieres italianos que construyeron sus obras maestras en la época dorada de la luthería -buena parte del siglo XVII y primera mitad del XVIII. Estos son, básicamente, los nombres sobre los que se centra el protagonismo en el presente DVD. En un recorrido que se nos antoja insuficiente, el afamado violinista Salvatore Accardo se -y nos- traslada a la hermosa ciudad de Cremona, cuna del noble arte de la creación de instrumentos musicales a lo largo de la historia. En ella, y a través de cinco episodios, nos va presentando las claves de estos instrumentos y sus maneras de crearlos, tan llenas de arte, técnica y talento.
El primer episodio está dedicado al Stradivari Museum, que comenzó a
existir en 1893, año en el que se reciben todos los fondos que hasta
entonces tenía en su poder el lutier Giovanni Battista Cerani. Dos años después se ampliarán estos impresionantes fondos con la donación de las pertenencias de Pietro Grulli. Buena parte de esta colección proviene, a su vez, de la colección original de Ignazio Alessandro Cozio,
Conde de Salabue. En esta colección se conservan, de manera principal,
los artefactos usados por Antonio Stradivari para el desempeño de su
labor. Es un recorrido ameno, sin entrar en exquisiteces técnicas, sino
más bien en una semblanza con claro carácter divulgativo.
En el segundo nos trasladamos al taller de Francesco Bissolotti & Sons,
uno de los principales talleres de construcción de la ciudad
cremonense, y al parecer el único del mundo en que hoy día se continúa
construyendo bajo el modelo y sistema de la época dorada de los maestros
anteriormente mencionados. Aquí se dan algunas de las supuestas claves
de la genialidad en la construcción de Stradivari, comparándola con
otros maestros, por ejemplo.
El tercer apartado se dedica a la importantísima figura del restaurador de instrumentos, protagonizada en este caso por Bruce Carlson y su taller, uno de los más importantes del mundo en esta empresa de la recuperación de instrumentos históricos, quien nos presenta algunas de las claves para desempañar esta vital función.
El tercer apartado se dedica a la importantísima figura del restaurador de instrumentos, protagonizada en este caso por Bruce Carlson y su taller, uno de los más importantes del mundo en esta empresa de la recuperación de instrumentos históricos, quien nos presenta algunas de las claves para desempañar esta vital función.
En el cuarto capítulo acompañamos a Accardo al Palazzo Comunale para
asombrarnos con su impresionante colección de instrumentos antiguos -la
otra parte del museo es la que corresponde al capítulo primero-, que
está dirigida por Andrea Mosconi, bajo cuya salvaguarda se conservan
algunos de los instrumentos considerados como más importantes y mejores
de la historia. Aquí se pueden admirar algunos de los modelos más
antiguos y mejor conservados de los que se tiene constancia
Ya en el quinto y último capítulo nos alejamos ya de la figura de los lutieres para centrarnos en la interpretación, por medio de la presentación que Accardo hace de las Master Classes que se realizan en la Stauffer Foudation, de las que él mismo es uno de los principales docentes. En unos pocos minutos nos muestran cómo se desarrollan esas clases, el concepto que de la interpretación violinística y de conjunto tiene nuestro protagonista, convirtiendo este último apartado en una especie de semblanza de la figura del intérprete.
Ya en el quinto y último capítulo nos alejamos ya de la figura de los lutieres para centrarnos en la interpretación, por medio de la presentación que Accardo hace de las Master Classes que se realizan en la Stauffer Foudation, de las que él mismo es uno de los principales docentes. En unos pocos minutos nos muestran cómo se desarrollan esas clases, el concepto que de la interpretación violinística y de conjunto tiene nuestro protagonista, convirtiendo este último apartado en una especie de semblanza de la figura del intérprete.
Un documental de interés, sin duda, pero ante el que un ávido
espectador puede quedar bastante decepcionado. No se aporta excesiva
información, ni se entra en especificaciones constructivas profundas, ni
tan siquiera se da cierta información que pudiera parecer básica, como
pudieran ser las características propias del modelo cremonés como
ejemplo de lo que para muchos es la manera más perfecta de construcción
jamás concebida. Tendremos que quedarnos con las imágenes y el placer de
visualizar tan de cerca algunos de esos incomparables instrumentos,
pero sobre todo de poder escucharlos -el placer en este caso es todavía
mayor, sobre todo ante la dificultad de que esto suceda, pues son
instrumentos muy restringidos al uso. Se continúa, por lo demás, en esa
senda de aportar un cierto toque de misticismo y leyenda en la
construcción de estos modelos, casi como si de algo mágico se tratase;
corriente que, por lo que sabemos, está siendo ya más que abandonada por
los estudiosos.
Cabe plantearse si la figura de Accardo es la más adecuada para centrar
el documental. A pesar de tratarse de uno de los intérpretes más
importantes del siglo XX en su instrumento, quizá hubiésemos preferido
la presencia de un violinista de corte historicista, que hubiese podido
tratar la visión e interpretación de estos instrumentos en su contexto,
no trasladados a repertorios o una percepción romántica de los mismos
-Accardo se afana durante todo el documental en tocar y destacar lo
estupendo de estos instrumentos para obras de Brahms, Shostakovich o
Bartok. Resulta, además, tremendamente impactante ver instrumentos de
hace tres o cuatro centurias ataviados con cuerdas metálicas,
mentonera... en definitiva, instrumentos barrocos, sí, pero sobre los
que se observan posteriores añadidos y transformaciones, lo que hace
perder buena parte de su carácter auténtico a estas maravillosas piezas.
Concluimos, pues, celebrando este tipo de iniciativas, pero
lamentando en cierta manera que se hayan "quedado a medias". Muy
recomendable para los no iniciados, pero prescindible para los
conocedores de tan fascinante tema.
Publicado en Codalario el 29-VI-2013
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