lunes, 2 de diciembre de 2013

...Y de Visée salió... [crítica para Codalario del segundo volumen dedicado a piezas de cámara del autor francés]

...Y de Visée salió perdiendo
Segundo volumen de la música para cuerda pulsada del maestro francés en adaptaciones para conjunto de cámara. 

La Musique de la Chambre de Roy – Volume II. Manuel Staropoli, Massimo Marchese, Rosita Ippolito y Manuel Tomadin. Brilliant Classics, 2013. TT. 54’29. Obras de Robert de Visée.


  Para muchos, Robert de Visée es el gran maestro francés de la música para cuerda pulsada. Y es que sus colecciones: Livre de Guitarre dédié au Roi [1682] y Livre de Pièces pour la Guitarre [1686] son dos de los ejemplos más sustanciosos en la escritura para dicho instrumento –y los que se le acercaban tipológicamente– que se hayan dado en la historia de la música occidental. Poco es lo que se sabe con exactitud del, sin embargo ínclito de Visée, pues ni tan si quiera sus fechas de nacimiento [c. 1655] y fallecimiento [1722/1723] están completamente claras. Sí sabemos que fue un intérprete prolífico, pues dominaba con soltura el laúd, la guitarra, la théorbe, pero también la viola da gamba, además de ser un excelente cantor. Se cree que fue alumno de Francesco Corbetta, uno de los grandes tañedores de guitarra de todo el Barroco. También se sabe con cierta seguridad que estuve al servicio de Louis XIV, como musicien de chambre, y que en 1719 fue nombrado maestro de guitarra del «Rey Sol». Por lo demás, era realmente valorado por algunos de sus contemporáneos, siendo descrito como un célèbre Jouer de Théorbe.

  En este disco, continuación de un primer volumen dedicado a esta misma faceta del francés, no se graba, sin embargo, parte de su célebre corpus solístico para guitarra española o tiorba, sino que se centra en una colección algo posterior, que lleva por título Pièces de Théorbe et de Luth mises en partition, dessus et basse [1716], es decir, una serie de piezas –organizadas en diez suites por la tonalidad de las mismas– que no son sino una amalgama de algunas de las obras de sus dos anteriores colecciones para instrumento solista, puestas en esta ocasión en varias partes, para un conjunto de cámara típico de este período. De este modo, las obras se componen de una línea a ejecutar por un instrumento de tesitura aguda [dessus] que debe ir acompañado del correspondiente bajo continuo [basse]. Parece que en el Avertissement que precede a la colección el propio de Visée recomienda el clave, la viola da gamba y el violín para el dessus, sin embargo, el autor no explicita un instrumento concreto para la interpretación de esa línea alta, por lo que la libertad de los intérpretes hoy día es grande en este aspecto. Era una práctica común en la época el conceder cierta holgura al intérprete a la hora de escoger el instrumento, incluso en aquellas colecciones que sí iban dedicadas a un instrumento concreto –la celebérrima intercambiabilidad instrumental del XVII. Como explican los intérpretes del presente registro, se ha optado por la presencia de la flauta de pico, pues se trata de uno de los instrumentos más utilizados durante este período en toda Europa, con gran literatura escrita para esta como solista. Se utiliza aquí prácticamente toda la familia: desde la flauta soprano [Fa’], hasta la bajo [Fa], pasando por la alto. La tablatura de la parte de la cuerda pulsada en esta colección está lamentablemente perdida, además debemos tener en cuenta que las partes de dessus y basse se encuentran escritas en partituras diferentes, por lo que la tarea de interpretación no es todo lo asequible que cupiera pensar.

  La música de de Visée es siempre de hermosa factura, sin embargo, encontramos que en estos arreglos que la brillantez, delicadeza y elegante melancolía de sus obras a solo se pierde por el camino. Quizá la elección de la flauta de pico no sea la más adecuada, pues es este un instrumento con el que resulta complejo entrar en un ambiente más sosegado y reflexivo, como así necesitan las obras del francés. El uso de un único instrumento solista da unidad al disco, qué duda cabe, pero quizá hubiese mejorado los efectos retóricos una variedad mayor en la elección del instrumentario. Es bien cierto, por otro lado, que algo se consigue con el concurso de un bajo continuo poderoso, sobre todo con la presencia de la propia tiorba y la siempre nostálgica voz de la viola da gamba.

  Contamos con cuatro intérpretes de solvencia probada, pues Manuel Starapoli [flautas de pico], Massimo Marchese [tiorba de 14 órdenes], Rosita Ippolito [viola da gamba] y Manuel Tomadin [clave] son bien conocidos en el panorama de la música antigua italiana. Sin poder achacar problemas técnicos a sus lecturas, tampoco es fácil destacar ninguna de ellas por su brillantez. La conjunción de los cuatro es buena, hay entendimiento y las líneas transcurren con fluidez, respetándose unas a otras. Sin embargo falta algo, y es que me temo –reitero– que la música de de Visée sale perdiendo absolutamente en este tipo de arreglos camerísticos. De hecho, desde mi punto de vista, los momentos más brillantes del disco son precisamente aquellos dos en los que la tiorba actúa de manera solista [Entrée d’Apollon y Chaconne], sin estar, dicho sea de paso, ante las lecturas más brillantes que hayamos escuchado de dichas piezas.

  Un disco interesante –la música de este autor siempre lo es–, pero que deja bastante indiferente al oyente, pues en general se tiene la sensación de estar ante una música liviana, menor, cuando en realidad es precisamente todo lo contrario. Estoy seguro de que los «deviseeianos» –como el que firma– tampoco quedarán satisfechos.

 Publicado en Codalario el 28-XI-2013.

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