El conjunto español La Reverencia presenta un novedoso documental centrado en la reflexión sobre la música barroca en diversos ámbitos.
de
Occulta Philisophia. La Reverencia – Andrés Alberto Gómez. Una película
de La Reverencia, dirigida por Daniel V. Villamediana. 2013. T.T.: 72’37. Obras de Johann Sebastian Bach, Franz Tunder,
Johann Heinrich Schmelzer, Louis Couperin, Dieterich Buxtehude, Claudio
Monteverdi y Dietrich Becker.
El crowdfunding,
ya saben, ese sistema –tan en boga actualmente– en el que todas las personas
del planeta pueden actuar como mecenas para la feliz consecución de un proyecto
de índole cultural, que tenga intención de realizarse en cualquier lugar del
mundo, está dando grandes frutos. En el mundo de la música antigua no ha sido
algo habitual hasta pocos meses, cuando algunos conjuntos españoles han
empezado a plantearse esta opción como medio para poder sufragar los gastos que
una grabación suponen. En este caso, el conjunto La Reverencia, que dirige Andrés
Alberto Gómez, acudió a la plataforma Kifund
–más centrada en producciones cinematográficas– para plantear a cualquier
persona la posibilidad de ayudarles a sacar adelante un curioso proyecto: un
largometraje documental centrado sobre la música barroca. Algo novedoso en
nuestro país, eso es indudable.
Con el
evocador título de de Occulta Philisophia se presentaba este proyecto, una
película documental que tiene como base la reflexión sobre algunos de los
campos más destacados en el desarrollo de la música del Barroco. Así, se tratan
aspectos como la construcción de instrumentos, a través de algunas imágenes del
trabajo que el lutier Titus Crijnen
lleva a cabo en su taller de Sabiñán [Zaragoza], con el cuál se dialoga unos
breves momentos para conocer el sentido que para él tienen estos instrumentos y
cuál debe ser el anhelo que debe perseguirse. Las imágenes del proceso de
construcción son hermosas y las reflexiones vertidas al respecto por Crijnen
conllevan una hondura considerable.
Otro de los
aspectos sobre los que se reflexiona es sobre la creación sonora, sobre la obra
como concepto que ha ido evolucionando y cambiando de manera tan trascendental
en los últimos siglos. Asimismo sobre la retórica como proceso constructivo,
como pilar fundamental en el proceso compositivo durante buena parte del
Barroco. El musicólogo Rubén López Cano
aporta alguna de sus ideas al respecto, con la elocuencia y el verbo que le
caracteriza.
El director
del conjunto La Reverencia y el director del filme –ambos coautores del guion
original– también compartirán un momento de intercambio conceptual, versado
este en la capacidad de los sonidos y las imágenes para conmover, las
diferencias que les separan, pero que también les unen.
Uno de los
pilares en el desarrollo discursivo del documental es la interpretación
musical. Sobre ella se practica más que se habla. Son los miembros de La
Reverencia los encargados de llevar a cabo las interpretaciones de las diversas
obras que tan inteligentemente se han seleccionado. La base la constituyen
composiciones de música alemana del XVII, así como otras de Johann Sebastian Bach [1685-1750]. Del Kantor se interpretan algunos fragmentos
de sus Goldberg-Variationen BWV 988,
siendo el encargado el propio Andrés Alberto Gómez –quien las grabó en disco no
hace mucho. Es una interpretación ágil, técnicamente solvente, que parece
buscar más la belleza sonora que la hondura expresiva. Magnífica la sonoridad
del clave construido por Crijnen [2011] sobre un modelo Ruckers de 1642. El
resto de obras, a excepción de una de corte italiano –Si dolce è’l tormento, de Claudio
Monteverdi [1567-1643]– y otra francesa –dos piezas para clave de Louis Couperin [c. 1626-1661]–, están
protagonizadas por compositores de la Alemania del XVII, algunos de los grandes
talentos de la música europea del momento. Así, desfilan por el filme Franz Tunder [1614-1667] –quien fuera Kantor en la Marienkirche de Lübeck,
donde formaría sus famosas Abendmusik–,
con un fragmento de su cantata Ach Herr,
lass deine lieben Engelein, maravilloso ejemplo del uso de la retórica en
este tipo de composiciones vocales; Johann
Heinrich Schmelzer [c. 1620/1623-1680] –que, aunque austriaco, entronca
directamente con el estilo y la escuela alemanas– fue uno de los grandes
desarrolladores de la música para violín del momento, como atestigua la Sonata Seconda interpretada aquí, en la
que consiguen explotarse de manera exquisita las sonoridades de su instrumento
predilecto; Dieterich Buxtehude [c.
1637-1707], de sobra conocido por la admiración que el mismísimo Bach le
profesaba, fue uno de los grandes genios que la historia de la música no haya
legado, como da buena muestra la absolutamente subyugante cantata Herr, wenn ich nur dich hab BuxWV 38,
impresionante construcción melódica sobre una bajo de ciaccona maravilloso; Dietrich
Becker [1623-1679] –uno de los compositores más dotados, a pesar de lo poco
interpretado que es en nuestros días– cierra la lista, y lo hace con el Lento de su Sonata en Re menor, de una
delicadeza y un lirismo absolutamente fascinantes.
Los miembros
de La Reverencia cumplen con solvencia general, aunque hay disparidad
considerable en cuanto a las individualidades. La soprano Paloma Gallego es sin duda lo más flojo del conjunto, con un
registro agudo repleto de carencias y un timbre no especialmente bello; destaca
además su excesivo manierismo a la hora de dramatizar las hermosas palabras de
los textos. Lástima, porque no hace justicia a la música interpretada. Manuel Pascual no está especialmente
brillante en las cornetas, con ciertos problemas de afinación y una tendencia
hacia el escalonamiento de las frases, carentes de cualquier tipo de
direccionalidad. Bien por su parte Jorge
Miró [viola da gamba] y Thor Jorgen
[violone], sobre en todo en su faceta de continuistas, con un sonido cuidado y
bien equilibrado con el resto del conjunto. Pavel Amilcar [violín barroco; precioso modelo, por cierto] es sin
duda quien brilla con luz propia, merced a su talento para el detalle y para
encontrar una sonoridad elegante, siempre atenta al fraseo y la ornamentación
en su punto justo. Realmente logra momentos de exquisitez considerables.
Daniel V. Villamediana nos presenta, pues, un documental reflexivo, que no busca la espectacularidad vacua, sino que se detiene en el detalle, en los instrumentos, los decorados naturales que las iglesias y parajes de Liétor [Albacete] le ofrecen. Cine sin pretensiones, simplemente imagen, sonido y reflexión. Curioso, se diría que esas son las pretensiones más elevadas. Enhorabuena, pues, a La Reverencia, Andrés Alberto Gómez, Daniel V. Villamediana y todo su equipo técnico, por mostrar que en España todavía hay hueco para este tipo de proyectos. Y como vemos, también gente capaz de apoyarlos sin reservas. Lástima que las interpretaciones no lleguen a la excelencia deseada. Eso sí, a nivel general, este filme documental merece la pena.
Daniel V. Villamediana nos presenta, pues, un documental reflexivo, que no busca la espectacularidad vacua, sino que se detiene en el detalle, en los instrumentos, los decorados naturales que las iglesias y parajes de Liétor [Albacete] le ofrecen. Cine sin pretensiones, simplemente imagen, sonido y reflexión. Curioso, se diría que esas son las pretensiones más elevadas. Enhorabuena, pues, a La Reverencia, Andrés Alberto Gómez, Daniel V. Villamediana y todo su equipo técnico, por mostrar que en España todavía hay hueco para este tipo de proyectos. Y como vemos, también gente capaz de apoyarlos sin reservas. Lástima que las interpretaciones no lleguen a la excelencia deseada. Eso sí, a nivel general, este filme documental merece la pena.
Publicado en Codalario el 17-II-2014.