lunes, 4 de mayo de 2009

El maravilloso mundo de los premios discográficos


Cuando uno se encuentra ante la crítica de algún disco -por razones obvias y ajenas al lector- siempre le asaltan las dudas. Preguntas del tipo: ¿esta crítica será fiable? ¿El crítico será amigo de tal o cuál conjunto? ¿La revista que publica la crítica es afín a determinados sellos? ¿Habrán recibido algo ha cambio para publicar tan satisfactoria crítica? ¿Cómo es posible que haya leído una crítica totalmente opuesta a esta en otra publicación especializada?
No se hace necesario destacar que nos encontramos ante un asunto espinoso y complejo, siempre díficil de debatir -más aún si intentamos llegar a un acuerdo-, puesto que la crítica discográfica siempre tiene un carácter totalmente subjetivo, cuestión que la hace fácilmente "maleable".

¿Cómo saber si fiarse de una u otra publicación especializada cuándo nos encontramos con tantas y tan prestigiosas? La respuesta resulta obvia: paciencia y empirismo, es decir, sopesar cual resulta más acertada en la mayoría de los casos en relación a los gustos de cada cual. ¿La pega?, termina por resultar algo cansado y muy costoso, sobre todo esto último.

Son cientos los premios, baremos, guías... que "viven" de la crítica discográfica y a los que se da una primordial importancia en los propios sellos -no resulta raro encontrarse con esos logotipos de premios jalonando los plásticos exteriores de los compactos-. De todos conocidas son las publicaciones y los premios que ofrecen los Midem, Gramophone, Diapason, BBC Music Magazine... Un caso archiconocido en nuestro país es el de Goldberg Magazine, -cuya web esta desactivada ante la anunciada suspensión temporal de la edición, por motivos económicos- de la cual se han comentado y filtrado algunos asuntos acerca de su sección de crítica y la manera en que estos concedían sus "cinco estrellas".

Pero hoy no traigo aquí ninguna de esas publicaciones ni galardones, sino que me referiré a la publicación holandesa, especializada en música antigua, Prelude Klassieke Muziek, cuyos galardones Prelude Classical Music Awards se llevan entregando desde 2001. Según sus editores, estos premios surgieron como una isla en medio del inmenso océano al que habían sumido a Holanda los grandes sellos y las distribuidoras asociadas en la NVPI y que ya repartían sus propios galardones, los Edison Classical Music Awards, como se explica en esta breve nota. Hay que tener en cuenta, pues, que estos premios no corresponden a todo el mercado discográfico, pues eliminan de un tirón las grandes multinacionales, con lo que el resto de sellos tienen muchas más oportunidades, eliminados ya los gigantes. De todas manera, también es necesario indicar que, aunque no trabaje con esas grandes empresas, Prelude también es distribuidora, y sólo premia a los discos de los ellos que aparecen en sus página, por lo que podemos colegir que estos están jugando a lo mismo que las grandes, pero encima en una división "menor" -el fantasma del interés propio vuelve a parecer-.
Resulta muy positivo que alguien de cabida a aquellos sellos que, por pequeños, no tienen un espacio con el resto de las grandes empresas del disco, aunque habría que preguntarse si realmente podemos considerar a sellos como Alpha, Mirare, Zig-Zag Territoires, Ricercar, Bis o Glossa... sellos pequeños -si los comparamos con las grandes sí, ¿pero no estamos, en cierta manera, pecando de complacientes con estos sellos?-. Del mismo modo cabe preguntarse: ¿no resultan estos galardones algo desvirtuados si estamos eliminando de la competeción a las multinacionales, o lo que es lo mismo, a las empresas que albergan a muchos de los mejores conjuntos? Supongo que para alguien que consigue un premio de estas características -más aún si está empezando su carrera- supone un gran orgullo, pero también habrá de ser consciente que no está compitiendo contra los mejores de la "primera división".

Dicho lo cual, paso a dejar aquí la lista de galardonados y mi pequeño análisis de estos Prelude Classical Music Awards 2009.

Lo cierto es que son bastantes sus categorías y muy bien definidas -siempre es de agradecer- y este compendio que han organizado, con un extracto de cada uno de los discos, también resulta muy interesante.
Creo que una de las primeras reacciones ante estos premios es la de felicitar -y felicitarse, por el mero hecho de ser español- a los conjuntos nacionales, pues España se convierte en el país con mayor número de premiados en esta edición. Tanto los sellos -Glossa, Enchiriadis, Alqhai & Alqhai y Arsis (que en el 2008 consiguió el premio a sello del año)- como los intérpretes -La Colombina, Forma Antiqva, María Espada, Carlos Mena, Nuria Rial y Accademia del Piacere- han obtenido galardón, en menor o mayor medida.
Resulta muy extraño, aunque ya hayamos explicado las causas, no encontrase con alguno de los discos de Stile Antico o The Tallis Scholars en la parte de Renacimiento y otros muchos otros en el resto de categorías, pero sobre ello habrá que analizar los resultados.
El conjunto Graindelavoix supone uno de las grandes innovaciones en la música antigua de los últimos tres años, con esa sonoridad tan "particular" y personal. En este disco están más "comedidos", pero su calidad y la interpretación de un repertorio muy poco frecuentado, hacen de este disco algo excelente.
El conjunto alemán Stimmwerck supone una auténtico revelación en lo personal, pues a tenor de lo escuchado, estamos ante un conjunto de grandes cualidades -parecen trabajar en la línea de conjuntos como Diabolus in Musica-.
El disco de la colombina, para el sello K617 supone un auténtico placer para los oídos, amén de ofrecernos un Victoria "nuevo", aunque como ya he señalado, hubo mejores discos de polifonía renacentista que este el pasado año.
El disco de la Accademia del Piacere ha supuesto una auténtica revolución en el panorama español, tanto por la propuesta como por lo bueno de la interpretación -superior en lo instrumental a lo vocal- y se convierte en un disco muy interesante y magnífico como regalo.
El hecho de que se premien nuevos proyectos interesantes siempre resulta muy positivo, como en el caso del último disco del conjunto japonés Anthonello, dedicado de manera íntegra a la figura del flautista Jacob Van Eyck.
Pierlot y sus huestes no se van con las manos vacías y se llevan el premio en barroco sacro, merced a su último disco, su visión OVPP (one voice per part) de las cantatas bachianas BWV 181, 132 y 4, en el que a pesar de optar por esas teorías minimalistas, consiguen un magnífico resultado -en buena medida debido al magnífico plantel vocal-.
Los jovencísimos hermanos asturianos de Forma Antiqva y la deslumbrante María Espada llevan triunfando varios meses con su propuesta de cantatas scarlatianas -un disco admirable y muy sorprendente- y son, junto al disco de Alqhai y los suyos, los grandes protagonistas del panorama musical "antiguo" en nuestro país.
Nuria Rial, tan maravillosa como de costumbre, se rodea muy bien de este conjunto austriaco para traernos un precioso disco con música sacra de varios maestros italianos y centroeuropeos. Un disco raro y con poco tirón en España, pero de gran calidad y bellísima música.
Vivaldi siempre vuelve y está vez viene de la mano de Spinosi y su Ensemble Matheus, así como un cast solístico absolutamente envidiable, para firmar una versión de La Fida Ninfa -probablemente su mejor ópera- de absoluta referencia.
He oído cosas muy interesante de ese Purcell greco-ruso, por lo que el resultado debe ser evidentemente bueno -el precioso lamento, sin ser Kermes santo de mi devoción, resulta bastante emocionante-.
Me complace observar que sellos de la calidad sonora y estética de Ramée también son premiados.
La magnífica versión del opus 6 handeliano, por parte de los polacos, no podía quedarse sin premio, más teniendo en cuenta que la versión de Antonini corresponde ya al 2009 -de lo contrario, esta hubiera sido la versión elegida, aunque L'Oiseau Lyre corresponde a Decca...- y me satisface observar que un conjunto como el que dirige Beznosiuk también ha sido galardonado, pues se trata de una orquesta que borda ese repetorio tardobarroco -como ya nos han demostrado con sus magníficos Avison-.

El prestigioso "artista del año" le ha sido concedido al "pulsista" Eduardo Egüez, merced a sus trabajos dedicados a Weiss y Bach.
"Conjunto del año" , así ha sido nombrado el grupo Gli Incogniti, que dirige la francesa Amandine Beyer y cuyo disco dedicado a un Vivaldi archiconocido a la par que inédito les ha llevado a conseguirlo.
Del mismo modo, el "sello del año" ha sido concedido, de manera compartida, a los sellos británicos Obsidian -magníficos los trabajos de David Skinner con Alamire- e Hyphen Press Music -totalmente desconocido para mí-.
El disco del año se lo ha llevado el cellista barroco Bruno Cocset, que en el disco tañe un modelo de viola alla bastarda, el cual ha sido copiado del instrumento aparecido en la imágen de portada. Un disco que presenta un Bach de siempre, pero mirado con otros ojos y la desbordante musicalidad que el francés derrocha.
En cuanto al disco debut del año, me alegra observar que han sido capaces de valorar el magnífico trabajo que Scherzi Musicali hacen con esta obra de Caccini.
Para terminar, el premio más obvio, evidente y esperado de todos, correspondiente al DVD del año, pues teniendo en cuenta los desastrosos montajes a los que nos encontramos sometidos por la dictadura del director de escena, encontrarse con productos tan bien hechos (como esta producción lullista) resulta -aunque insuficiente- muy gratificante.

En definitiva, otra lista más, de la que uno puede fiarse o no y de la que nunca conoceremos los entresijos, pero que al menos premia a intérpretes jóvenes que dedican su vida a este apasionado aunque difícil mundo.

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