Interesante
muestrario de órgano napolitano en manos de Emanuele Cardi para Brilliant
Classics.
Neapolitan Organ Music. Emanuele Cardi. Brilliant Classics, 2013. TT. 71’46. Obras de Gian
Francesco de Majo, Domenico Scarlatti, Franceso Durante, Nicola Porpora,
Giovanni Battista Pergolesi, Paolo Altieri y Niccolò Antonio Zingarelli.
Para muchos, el nombre de la ciudad italiana de Napoli
va indisociablemente unido a la voz, casi de manera exclusiva al desarrollo de
la ópera en el Barroco que tantos momentos maravillosos nos ha legado. Sin
embargo, y aunque es bien cierto que el máximo desarrollo musical de la escuela
napolitana se llevó a cabo en el mundo operístico, no fueron los compositores
de esta tierra ajenos a otro tipo de repertorios, entre los que los de la
música instrumental ocupaban un lugar preeminente, si bien en mayor para
conjuntos de cámara, no estrictamente para instrumentos solista, como es el
caso que nos ocupa.
Algunos de
los compositores que aquí parecen son sobradamente conocidos por cualquier
músico y aficionado, aunque podemos encontrar, como en todo buen catálogo,
algunos ejemplos más ignotos. Comienza el registro con Gian Francesco de Majo [1732-1790], quien con tan solo 13 años ya
ostentaba el puesto de segundo clavecinista en el teatro de la corte en Napoli,
lo que nos da buena cuenta de su talento musical. Posteriormente ostentaría el
puesto de organista titular de la Capilla Real en 1750. Se ofrecen de él tres
breves sonatas, claro exponente del estilo galante napolitano de la segunda
mitad del XVIII, sonatas en dos movimientos –las números 6 [con uso de elementos
percusivos] y 9– y en cuatro, muy breves –la 8–, en una búsqueda constante del
contraste entre tempi y en el uso de
registros. Obras de gran belleza melódica –marca de la casa en la escuela
napolitana– y poca complejidad rítmico-armónica.
De Domenico Scarlatti [1685-1757], el
compositor más paradigmático en la composición para teclado de cuantos se
presentan en este álbum, se nos ofrecen dos de sus sonatas, particularmente de
las que parecen ser compuestas específicamente para el órgano y no para el
clave –aunque pueden interpretarse de manera indistinta en cualquier de los
instrumentos–, la K. 41, hermosa fuga con tintes «bachianos», que es un ejemplo
de la complejidad contrapuntística a la que Scarlatti podía acercarse;
mientras, la sonata K. 228 resalta por una sonoridad más cercana a su lenguaje
clavecinístico, una sonata que juega con la repetición de los temas, en un
delicado y elegante devenir de la estructura bipartita habitual en sus sonatas.
Francesco Durante [1684-1755] es otro
de los compositores más celebrados de la escuela napolitana. Llegó a ser una
figura muy destacada en su tiempo, ocupando incluso el puesto de director del
Conservatorio dei Poveri di Gesù Cristo, teniendo entre sus alumnos al gran
Pergolesi. Aunque es más conocido por su manejo de los instrumentos de cuerda,
también dedicó algo de tiempo al órgano, dentro de su música para la liturgia,
como tenemos en el caso de estas dos obras, una Sonata en Re mayor
y una Toccata en Re menor, que fueron encontradas en el
manuscrito MS1888 del Conservatorio di San Pietro a Majella. De nuevo dominio
del elemento melódico, que es sin duda el gran protagonista en la Sonata,
mientras que la Toccata queda destinada
a un desarrollo más específico del elemento armónico, el contrapunto y la
exuberancia técnica, magníficamente envuelto en el precioso registro de
flautado.
Nicola Porpora [1686-1768] siempre ha
sido, desde mi punto de vista, uno de los más grandes creadores de melodías de
la historia. Entre sus arias operísticas encontramos algunas de las más
impactantes bellezas jamás compuestas. Bien conocido por sus andanzas
londinenses, por ser autor de algunas de las óperas más celebradas del repertorio
barroco y por haber sido el maestro de algunos de los cantantes más reputados
de su tiempo, como Anthony Hubert, Caffarelli o el mismísimo Farinelli. Se
interpretan aquí tres de sus fugas –las números 2, 6 y 7–, que parecían
destinadas más bien a una labor docente que a cubrir un deseo creativo –puede
observarse en su estilo realmente académico, canónico. Dichas fugas no fueron
reconocidas hasta su aparición en 1803 dentro de una colección de piezas para
órgano y piano realizada por Clementi.
Giovanni Battista Pergolesi
[1710-1736], otro de los grandes del Barroco napolitano, a pesar de su
malograda historia vital, es sobradamente conocido por su creación en el campo
vocal sacro, pero también en la opera
buffa. La Sonata en Sol mayor
recogida aquí parece ser una de las tres que este compusiera durante su período
de estudios. Impresionante la manera en la que el personal estilo
«pergolesiano» se deja entrever ya en esta obra de juventud.
Paolo Altieri [1745-1820], es uno de
los compositores de esta escuela menos reconocidos, y sin embargo es quizá
quien más atención prestó al órgano, por lo que es aquí el más representando en
el número de obras. Compositor de un gran talento desde su juventud, obtuvo el
título de Maestro di Cappella a la
edad de 21 años. En sus numerosas sonatas aquí ofrecidas –números 2, 14, 18,
19, 20, 24, 25 y Sonatina sin número,
alguna de duraciones menores al minuto– se descubre una escritura en clara
estética del style galante. Escritura
en la que domina la línea melódica, sin excesivas complicaciones de tipo
armónico y con un ritmo claramente marcado, que ayuda al desarrollo melódico,
en las que incluso llegan a introducirse elementos de percusión en una de ellas.
Su Sonatina, compuesta ya en 1815,
nos muestra una evolución estilística evidente, pero sin perder en ningún
momento el sabor de ese Barroco residual de la segunda mitad del XVIII.
Niccolò Antonio Zingarelli [1752-1837]
fue un destacado autor de su tiempo, a pesar de que no ha pasado a la historia
con relevancia alguna. Llegó a ser Maestro
di Capella en la Capella Sistina en 1805. De su producción organística se
nos ofrece su hermosa Pastorale en Re mayor, exquisito ejemplo de que la
sencillez melódica a veces es capaz de obtener unos resultados más que notables
en el oyente.
Emanuele Cardi, que realizó sus estudios de postgrado especializándose en órgano
del Renacimiento y Barroco, desarrolla una intensa carrera como intérprete,
pero también como restaurador de órganos de estos períodos, además de una
interesante vertiente como investigador, escribiendo diversos artículos sobre
dicha especialidad, impartiendo magisterio entre decenas de alumnos en cursos y
clases magistrales. Es profesor de órgano en Messina y está muy ligado al
proyecto Youth Baroque Ensemble auspiciado por el Centro di Musica Antica Pietà
de’Turchini. Interpreta las piezas con una solvencia clarividente. Es un gran
conocedor del repertorio, qué duda cabe, y eso se nota en la capacidad que
tiene para asumir las piezas y llevarlas a su terreno, haciendo de este un
recital para nada monótono –no nos engañemos, el parecido entre varias de las
piezas es realmente considerable. Le adjudicamos, pues, el mérito de ser capaz
de hacer de este un disco notable, en el que destaca la bella sonoridad del
órgano de la iglesia de San Nicola di Bari, de 1889, con los flautados como
absolutos protagonistas.
Publicado en Codalario el 21-XII-2013.