El verano nos trae tiempo -al que puede, claro- para dedicarlo a las cosas que nos interesan de verdad y a las que no podamos atender como debemos durante el resto del año, por ello, uno aprovecha para leer cosas que tenía desatendidas, realizar actividades que no suele practicar y, sobre todo y en mi caso, escuchar todos aquellos discos que tenían audición pendiente y que se van acumulando a lo largo del año.
Por todo esto, y con energía y fuerzas renovadas, regresa por fin doblebarra, ahora que ya dipongo de tiempo para ello.
Mañana mismo la primera entrega, con un disco de órgano que tenía pendiente de comentar.
¡Feliz regreso!
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