jueves, 14 de marzo de 2013

Críticas del "Pórtico de Zamora, 3.13" [Secvnda pars]

Arte orgánica

Brillante recorrido por el órgano ibérico a cargo de Juan María Pedrero

 

    El órgano ibérico, también llamado de batalla, fue una tipología particular en la Península Ibérica durante los siglos XVII y XVIII, denominado de este modo por la existencia en él de algunas características particulares, como la trompetería de batalla -conjunto de tubos dispuestos de manera horizontal, paralelos al suelo-. Cinco fueron los representantes de la producción hispánica para órgano: Francisco Correa de Arauxo, Jusepe Ximénez, Gabriel Menalt, Joan Cabanilles y José Lidón; diversas escuelas, cinco manera de hacer, pero un único «modus vivendi» y una misma pasión: el órgano. El complemento a este color patrio vino de la mano de Johann Jakob Froberger, uno de los padres del desarrollo de la tecla teutona a comienzos del siglo XVII, así como de Guillaume Gabriel Nivers, representante de la escuela organística francesa de la segunda mitad del XVII

   Breve pero intensísimo viaje, que bajo el título «Sacriis Solemnis. Fiesta y liturgia en el Corpus Christi», nos trasladó a otro tiempo, gracias al sobrio, aunque imaginativo estilo de Correa de Arauxo, con su interesante mezcla de estilo renacentista y barroco; pero también al particular estilo de la escuela aragonesa por medio de Ximénez, o la catalana con Menalt y Cabanilles; dejando para el final el sorprendente estilo de Lidón, con su mezcla de elementos arcaizantes con auténticas innovaciones cromáticas y armónicas

   La lectura de Juan María Pedrero ha resultado absolutamente referencial. Aprovechando el hermoso color sonoro y las fantásticas posibilidades del órgano ibérico de la Iglesia de San Ildefonso, del que se hizo un uso variopinto pero homogéneo en la registración, el joven, aunque experto maestro zamorano, hizo gala de una técnica ejemplar, expresividad y un conocimiento realmente profundo del repertorio interpretado. Pedrero llevó al disfrute, durante la hora que duró su recital, a los numerosos oyentes que llenaban la iglesia de la capital. Al igual que titulara el organista español del siglo XVI, Tomás de Santa María, a su más importante tratado organístico, todo un «Tañer de fantasía».


[Crítica aparecida en La Opinión de Zamora el 10-III-2013].

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